Guía Episodios

Introducción

Acto 1

Acto 2

Acto 3

Acto 4



 

ACTO PRIMERO

 

ABRE DE NEGRO:

 

EXT. OASIS DEL DESIERTO – EN EL DIA

 

Xena está de pie en el agua hasta sus rodillas con la cabeza inclinada a un lado, mientras Gabrielle esta sentada en la orilla con los pies tendidos en el agua.  El pelo mojado y la ropa del desierto tendida sobre una cuerda atada a dos árboles de palma. Los caballos todavía pastan, mientras mantiene un ojo sobre sus visitantes de dos piernas.

 

GABRIELLE

¿Realmente piensas que

hay peces aquí?

 

XENA

Seguro

 

GABRIELLE

¿Cómo lo sabes? ¿Los oyes?

¿O sólo sientes su presencia?

 

Xena sonríe abiertamente como una niña en una tienda de dulces. De repente, hunde ambas manos en el agua y saca dos buenos peces de gran tamaño. Ella los lanza hacia la orilla y luego se sumerge. Sube hacia arriba y al salir del agua, la luz del sol crea un aspecto interesante sobre su piel mojada. Gabrielle aparece hipnotizada cuando ella la mira y sonríe con vergüenza al darse cuenta que Xena capto su mirada. Ella se sienta al lado de Gabrielle y cada una se pone a trabajar limpiando un pescado.

 

GABRIELLE

(continúa)

¿Xena, cómo se consigue pescado

aquí? No hay ningún río o riachuelo

que lo alimente. Obviamente su

fuente es subterránea. No hay

otra agua alrededor y por millas.

¿Puedo ver semillas de árbol y

semillas de hierba flotante sobre

el viento, pero el pescado?

 

XENA

Uno de los grandes misterios de la vida.

Tal vez son peces subterráneos

y nadaron hasta aquí por debajo de la tierra.

 

Gabrielle la mira  incrédula, y no puede leer la cara de póquer  de Xena.

 

GABRIELLE

Hmm.  Creo que

te estás burlando de mí..

 

Xena abre la boca para contestar, pero cuando levanta la vista, un caballo muy parecido a Argo se les acerca y las estudia antes de ponerse a beber.

 

XENA

Fue así.

 

Gabrielle la mira como si esperara un brusco cambio de tema, y sigue trabajando en sus pescados.

 

XENA

(continúa)

Siempre estaré agradecida con Hércules

porque me dio una oportunidad y me ayudó

a  dar esos primeros pasos para

cambiar mi vida. Traté de convencerme que

lo amaba, pero, honestamente, lo que en

realidad quería era ser como él.

 

 

Gabrielle comienza a reírse y Xena se detiene y la mira con coraje.

 

XENA

(continúa)

¿Qué es tan gracioso?

 

Gabrielle toca su brazo momentáneamente, y se logra controlar.

 

GABRIELLE

Lo siento. Estaba pensando que a mí me

pasó lo contrario cuando te conocí. Traté de convencerme

de que te seguía porque quería

ser como tú, cuando en realidad era

porque estaba enamorada de ti.

 

XENA

Al menos tenías una excusa. Yo pasé

muchas noches sin dormir tratando de

conseguir una razón lógica para

explicar por qué dejé que siguieras viajando conmigo.

 

Se miran una a la otra de  manera  tímida, y Xena acaricia el rostro de Gabrielle con su mano antes de Continuar.

 

XENA

(continúa)

De todas maneras...Hércules... no hubiese podido

quedarme con él. No creo que hubiese habido

espacio suficiente para los egos de dos guerreros.

Añades a Iolaus, y, francamente, hubiese estado

alterando una pareja que trabajaba muy bien sin mí

Así que me fui.

 

GABRIELLE

¿Adónde fuiste?

 

XENA

A ningún lado. A todos lados. Estaba perdida y

mi propia piel ya no se sentía mía. Vagué

por Grecia  un tiempo. No tenía amigos,

pero sí muchos enemigos. Ni siquiera sabía

qué estaba buscando además de evitar peleas

con personas bien intencionadas que me querían muerta.

 

GABRIELLE

Me imagino que no remueven automáticamente

las recompensas por tu cabeza solo porque

decidiste reformarte, ¿verdad?

 

XENA

No.

 

Xena mira al otro lado del charco, por un momento observa una yegua con su cría y sonríe con tristeza.

 

XENA

(continúa)

Recuerdo haberle dicho a Hércules que todo lo que él

hacía era para devolverle el  honor a su esposa e hijos que Hera

les quitó. Esa era su inspiración. Y me acuerdo

haberle dicho que yo no tenía nada como eso

en mi vida. Sabía en mi corazón que no

encontraría eso si me quedaba con él. Así que

mientras vagué por Grecia buscaba algo,

lo que fuera, que me diera un sentido de dirección.

 

Xena mira a Gabrielle y sus ojos se encuentran por  largo momento. Xena termina de limpiar su pescado y toma el de Gabrielle para terminarlo. Gabrielle la toca en el hombro y se levanta.

 

GABRIELLE

Estoy escuchando. Solo pensé

que encender la fogata.

 

Se dirige a un anillo de fuego cercano y amontona algunas ramas secas de palmas.

 

XENA

Luego de un tiempo me cansé de correr

 de caza recompensas. No tenía dinero,

y ya no podía utilizar mi método preferido

para conseguirlo.

 

GABRIELLE

(susurrando)

Robando.

 

Xena enrojece por la vergüenza y mira hacia abajo.

 

XENA

Sí. Así que vendí mi caballo y conseguí trabajo en un

bote que se dirigía a Egipto. Tomaría la ruta

larga de Creta a Cyprus  pasando por

la costa, entregando y recogiendo carga

mientras pasaba. Esperaba que tal vez el trabajo

honesto y el aire salado me ayudarían a aclarar mis pensamientos.

Y lo hizo, en cierta manera, porque el capitán nos hacía

trabajar tanto que no tenía tiempo de pensar

en nada. Las cosas siguieron bien por un tiempo...

 

GABRIELLE

Pero terminaste aquí. Infiero que no

lograste llegar hasta Egipto.

 

 

XENA

No

 

CORTE A:

 

EXT. CUBIERTA DEL BARCO – EN EL DÍA – HACE 36 VERANOS

 

 El Rob's Foll* se balancea sobre las olas del océano, con su familiar ojo pintado, fácilmente visible. Sobre la cubierta, varias figuras trabajan en diversas tareas tales como ajustar el velamen, reparando las redes, pescando o haciendo la limpieza. Xena sobre la cubierta, limpia y reparte su atención sobre el mar abierto frente a ella.  El capitán camina a todo lo largo, observando el avance del trabajo, haciendo comentarios aquí y allá. Llega hasta donde Xena y la empuja por la espalda con la parte final del catalejo.

 

CAPITÁN

Procura mantener tú

mente en el trabajo. Nada

de soñar despierta bajo mi

mando.

 

Xena le gruñe detrás de su espalda.

 

XENA

Si, capi.

 

Ella redobla sus esfuerzos por un momento, pero luego fija nuevamente su mirada hacia el mar y disminuyendo gradualmente  la velocidad de sus movimientos. La expresión de su cara es de gran tristeza y la vemos retroceder a su vida pasada, llena de pillajes y saqueos. El capitán pasa nuevamente cerca de ella y esta vez le da un golpe firme en la parte posterior.

 

CAPITÁN

¡Te comprometiste para

trabajar para mi y vas a

trabajar!

 

De repente, Xena se lanza sobre él y pone las manos alrededor de su cuello, revolcándose en la cubierta y lanzándose fuertes puñetazos. La tripulación que estaba aburrida por lo que les rodeaba, goza de  la entretenida diversión, reuniéndose alrededor de los contrincantes. Luego todos los hombres se animan e intercambian algunas apuestas sobre la pelea.

 

Ellos continúan luchando, hasta ponerse de pie. Un marino trata de intervenir y simplemente Xena le tira una patada el estomago , enviándolo a volar a través de la cubierta, mientras ella sigue golpeando al capitán. Da un salto, sacando de sus botas una daga, lo sujeta fuertemente y coloca la daga en la garganta  del capitán apretando con fuerza.

 

El capitán se esfuerza tanto como puede para separase de ella, pero Xena lo tiene atrapado. Sus dedos aprietan el puño de la daga y un destello cruel se ven en sus ojos.

 

CAPITÁN

(continúa)

¿Que será lo que vas

hacer? ¿Matarme

sanguinariamente?

 

Sus ojos parpadean con claridad, cuando se da cuenta de lo que esta haciendo.

 

CAPITÁN

(continúa)

Mejor decide ahora, pero sea cual

sea esa decisión, tu pierdes. Si me dejas

vivir, te matare por amotinamiento. Si me

matas mí  primer oficial es el que va a

matarte por  amotinarte. ¿Es eso

lo que harás? ¿Un asesinato a sangre fría?

 

Xena palidece al escuchar la palabra asesinar y todo su cuerpo se sacude como si físicamente la golpearan. Ella mira por encima al hombre que golpeo, mientras este hace muecas de dolor ante su primer oficial. Ella examina la daga en su mano y lentamente la deja caer hacia la cubierta. Se queda quieta en señal de rendición y dos marineros se mueven, y la toman en custodia.

 

El capitán se pone de pie, frotándose su cuello y mirando las cadenas en sus muñecas y tobillos con gran satisfacción. La rodea, tirando de su barbilla.

 

CAPITÁN

(continúa)

¡Arrastradle por la quilla!

 

En un parpadeo de ojo, los marineros atan a Xena a un extremo de un palo alto y delgado que no lleva vela y la levantan hacia fuera sobre el agua, colgada al revés. Sus tobillos atados a las cuerdas que están al extremo del palo y sus muñecas a las cuerdas que desaparecen debajo del barco. Ella no lucha con sus captores.

 

Toda la tripulación esta colgando sobre en el enrejado, esperando ver el castigo. Xena mira firmemente hacia el mar y sus ojos se pierden en el horizonte. Cuando la dejan caer, ella respira profundamente y desaparece debajo del barco.

 

La tripulación se apresura a ir a otro lado del barco, esperando, hasta que finalmente su oscura cabeza sale a la superficie. Ella escupe agua, y  respirar con dificultad, mientras ellos la arrastran a bordo y comienzan a desatarla.

 

CORTE A:

 

EXT. OASIS DEL DESIERTO – TEMPRANO EN LA TARDE – TIEMPO PRESENTE X&G

 

Xena y Gabrielle están sentadas cerca del fuego, comiendo su pescado. 

 

GABRIELLE

¡Xena, por los dioses!

 

XENA

Relájate. Puedo retener mi

aliento por mucho tiempo.

¿Nadé hasta Tártaro, recuerdas? 

 

 

GABRIELLE

Trato de no pensar demasiado

acerca de eso. Ese fue un tiempo

bastante espantoso para mi.  Había

vuelto  recientemente de la Academia

 y todavía me sentía mal al pensar

que te agradaba la idea de que me fuera y luego

fuiste ahí  solo para ayudar a Marcus.

Yo… Yo me pregunté sí realmente

quisiste regresar.

 

Xena deja su plato y toma las manos de Gabrielle.

 

XENA

¿Tu quieres saber que me mantuvo

 nadando durante ese largo camino

al regresar a la superficie la

segunda vez?

 

GABRIELLE

¿Qué?

 

XENA

Con cada movimiento de mis

piernas, recé a cualquier dios

que pudiera estar escuchándome  y era

que tú todavía me esperaras

a la orilla  de ese lago.

 

GABRIELLE

(con voz baja)

Xena, tu no rezas…

 

XENA

... a no ser que yo llegara al límite.

Si tú estabas en la orilla del lago,

yo tenía toda la razón para seguir

viviendo. Si no...

 

Xena traga con fuerza y mira hacia abajo donde  sus manos seguían entrelazadas. Respira profundamente, parpadea con firmeza y sus miradas se sostienen.

 

XENA

 (continúa)

Tú fuiste mi guía, ese día. 

Cuando por fin vi la luz del día y a ti,

Creo que pude haber caminado

sobre el agua el resto del camino.

 

 

Gabrielle aprieta su mano y pasa la otra sobre sus ojos una vez, antes de levantar de nuevo su plato para Continuar comiendo.

 

GABRIELLE

¿Entonces que paso después

de que te dieron la arrastrada por la quilla?

 

XENA

El capitán estaba tan disgustado  porque sobreviví,

que me subió al barco de nuevo y me dejo en tierra a la

 primera oportunidad.  Me dio tres días de raciones,

un odre de agua, y se fue.  Al menos

tuvo la decencia de dejarme  mis armas.

Desgraciadamente me dejo en medio de

un sitio abandonado.  Había visto lugares

áridos en China, y tierras salvajes por

las estepas Amazonas, pero nada

me preparo para el desierto Árabe.

 

CORTE A:

 

EXT. COLINAS DEL DESIERTO – DIA – 36 VERANOS ATRÁS

 

Una tormenta feroz estaba soplando.  Xena  se tambaleaba por el terreno, apenas  sí podía ver.  Se cubre la cara con la cola del turbante, y mantiene una mano en frente de ella.

 

XENA

¡Hijo de Bacante!

 

Sigue deambulando,  tosiendo a la par que la arena se arremolina frente a su cara.  De repente se tropieza contra algo, puede sentirlo de frente, Xena bizquea tratando de enfocar.

 

XENA

 (continúa)

¿Un árbol? No puede ser.

 

Rodea el árbol con ambas manos y lentamente se inca, reclinándose contra el tronco con las rodillas alzadas.  Entierra su cara entre la túnica larga y suelta que lleva puesta.  Un brazo cubre su cabeza y el otro cae lánguidamente a su lado.  Sus dedos empiezan a moverse buscando y toma un puñado de algo, primero oliéndolo y después probándolo.  Lo escupe fuera.

 

XENA

 (continúa)

Pasto.

 

 Huele el aire cuidadosamente y tose de nuevo varias veces, entonces huele nuevamente.

 

XENA

 (continúa)

¡Aaggghhhhh!

 

Se arrastra sobre sus manos y rodillas, sintiéndolo  frente de ella al avanzar.  Se detiene, se oye un salpicón al mojarse la cabeza en el agua.  Su cabeza vuela hacia arriba y grita fuertemente, luego vuelve a sumergirse de nuevo esta vez hundiendo todo su cuerpo con todo y ropa.  Emerge con otro gran grito y oímos sorbos mientras toma vorazmente.

 

CORTE A:

 

EXT. DESIERTO OASIS – DIA – 36 VERANOS ATRAS

 

La tormenta se ha calmado y obviamente algo de tiempo ha pasado.  Ahora se puede ver el oasis claramente, una gran manada de caballos comiendo pasto alrededor.  Una yegua Palomino dorada trota hacia el agua, bufa y patea con sus pesuñas.  Es Argo I.  Se detiene al llegar a la orilla, mirando sospechosamente  un gran bulto arenoso que parece estar sentado encima de la superficie del agua.  Cautamente entra al agua hasta que esta casi a su barriga.  Le da un empujón al bulto y salta del agua.

 

XENA

¡Eyyy! ¡¿Qué diablos?!

 

El bulto se da una sacudida soltando arena, revelando la cabeza de Xena.  Se había dormido durante la tormenta, sentada hasta los hombros en el agua.  Se sumerge y su cabeza vuelve aparecer.  Se da vuelta y ve Argo parada a unos metros.  Sonríe.

 

XENA

 (continúa)

Hola...

 

Xena inclina la cabeza a un lado.

 

XENA

 (continúa)

...chica.

 

Xena se levanta un poco estrechando la mano.  Argo la mira y relincha, luego cuidadosamente huele su mano, mordisqueando un poco.  Resopla y se retira, parándose a unos metros de la orilla del agua.  Relincha de nuevo y se encabrita, pateando el aire con una pezuña antes de caer sobre sus cuartos patas de nuevo.

 

 

Xena se ríe.

 

XENA

 (continúa)

La misma reacción que me dan en todos lugares.

O corren o me quieren gritar.  Tú eres una

de las primeras que logra hacer ambas.

 

Xena se para y camina con dificultad hacia la orilla en su ropa empapada.  Argo se hace hacia atrás pero no huye.  Xena la mira, pero no hace ningún movimiento amenazador.  Por fin se encoge de hombros y se encamina hacia la palma donde se quita la pesada y mojada ropa, revolviendo todo lo que trae en un bolso que había resguardado bajo el árbol.  Se pone una túnica que normalmente usa bajo su traje de  cuero y se pone hacer su campamento.

 

Argo se retira más y empieza a pastar, pero continúa ojeándola con curiosidad.  Xena sube a una palmera y corta algunos cocos, los parte, tomando la leche antes de empezar a extraer  la dulce pulpa con su daga.  Alza su ceja hacia la yegua y cuidadosamente deja un camino de coco desde su asiento hasta mitad del camino a donde esta Argo.

 

Argo se acerca titubeante hacia el primer trozo de coco, y mordisquea un poco antes de comer.  Sigue por el camino, tomando su tiempo.  Sus oídos se mueven constantemente y su cola se menea nerviosa.  Por fin llega al último trozo, a unos metros de los pies de Xena.  Se lo come y la mira expectativamente.

 

Xena sonríe y sostiene en  la mano  otro pedazo, extendiendo su brazo a todo lo largo.  Argo huele y mordisquea el pedazo, masticando el trozo ruidosamente.  Se lo termina acercándose mas, empujando el brazo de Xena y pifando sobre el piso.

 

XENA

 (continúa)

Ah, te gustan las golosinas

Tendré que recordar eso.

 

 

Le ofrece otro trozo y termina el suyo, mientras le rasca la frente y  la nariz a Argo.

 

CORTE A:

 

EXT. OASIS EN EL DESIERTO - ATARDECER – TIEMPO PRESENTE

 

La noche ha caído totalmente y el fuego arde con fuerza.  Xena y Gabrielle están sentadas sobre sus mantas abrazándose.  El cielo está cubierto de estrellas y los caballos aún siguen ahí, al parecer, listos para pasar la noche.

 

GABRIELLE

(riendo)

“Debilidad por las cosas dulces”

Lo golosa de Argo realmente nos metió en

problemas esa vez con los escitas.

Todo por unas míseras manzanas.

 

XENA

No sé qué fue peor, si la debilidad de Argo

por las cosas dulces o el guiso de nabos de Joxer.

 

GABRIELLE

(llevándose las manos al estómago)

¡Qué asco! Por favor, acabo de comer.

 

XENA

De todas maneras creo que las

manzanas fueron el comienzo de todo.

 

Xena sonríe en aceptación, alcanza su morral, busca dentro de éste y saca un pequeño bulto envuelto.

 

XENA

(continúa)

Sí, parece que las mujeres de mi vida

siempre se están metiendo en

problemas debido a los dulces.

 

Le entrega a Gabrielle el pequeño bulto. Ella lo toma, lo huele y en su rostro se refleja el deleite.

 

GABRIELLE

¡Pan de nuez!

 

Gabrielle abre el envoltorio y parte el pan  en dos, ofreciéndole la mitad a Xena.  Cuando la bardo empieza a disfrutar del dulce pan, registra el significado de las palabras de Xena y se detiene, ruborizada.

 

GABRIELLE

(continúa)

Oh, dioses.  ¿Lograré alguna

vez superar eso?

 

Xena la toma por el cuello, pasa sus nudillos por su cabeza y luego la suelta.

 

XENA

No.

 

GABRIELLE

(riendo suavemente)

Era una niña en esa época.

 

XENA

Una niña muy linda, si mal no recuerdo.

Me acuerdo de…

 

Se detiene y sonríe nostálgicamente por unos momentos.

 

GABRIELLE

¿De qué?

 

XENA

Cuando me dijiste que era hermosa,

Estaba pasmada; no tanto como tú

en ese momento, pero…

 

Gabrielle le da con el codo en las costillas.

 

GABRIELLE

¡Xena!

 

XENA

(riendo)

¡Oye!

 

Xena se aleja un poco y ambas pelean por un momento antes de volver a acomodarse sobre las mantas.

 

XENA

(continúa)

Me acuerdo que deseaba que sintieras

eso por mí no solo bajo la influencia del

beleño. Y me acuerdo de lo mucho que me

 sorprendió el darme cuenta de que deseaba eso.

 

GABRIELLE

(despacio)

Pues la verdad es que…sí lo sentía.

 

XENA

Sí, ahora lo sé; pero en ese entonces

lo único que yo sabía era que tenía muchos

sentimientos con los que no sabía qué hacer.

 

GABRIELLE

Por lo menos podías reconocer lo que eran.

Yo solo pensaba que me había dado algún tipo

de fiebre permanente, la que me hacía soñar todo el

tiempo y andar chocando con las cosas

en días totalmente despejados...

 

Xena se agacha y besa a Gabrielle suavemente, luego la acerca hacia ella hasta que sus cabezas quedan juntas.

 

XENA

Oh, pues ciertamente lo sabía,

me estaba enamorando de una niña, me

acuerdo que me preguntaba si podría

retenerte conmigo hasta que crecieras.

 

GABRIELLE

Me haces parecer

un cachorrito.

 

Xena le hace un cariño en la cabeza juguetonamente.

 

XENA

  Me demostraste lo madura que

eras no mucho tiempo después.

¿Te acuerdas de Salmoneus y el agua efervescente?

 

Gabrielle baja la mirada algo triste.

 

GABRIELLE

Esa es otra época en la que trato de

no pensar. Pero en verdad Argo te apoyó

mucho, era un animal muy inteligente.

 

XENA

(Perezosamente)

Verdaderamente lo  era.

 

CORTE A:

 

EXT. OASIS EN EL DESIERTO –DIA- 36 VERANOS ATRÁS

 

Xena esta acariciando y rascando  a Argo bajo su crin y su copete, mientras la alimenta con  pedazos de coco.  Respira y da un paso atrás para recoger su mochila la que desliza sobre sus hombros. Ella usa  nuevamente su ropa abultada.

 

XENA

No puedo quedarme aquí para siempre.

 

 

Mira la pacifica escena, que le rodea.

 

XENA

(continúa)

Otra vez....

 

Mira al sol y a la distancia, suavemente sacude su cabeza. Camina hacia Argo y le da una última caricia amistosa. 

 

XENA

(continúa)

Gracias por compartir el almuerzo,

Pero si alguna vez  voy a regresar

 a casa, debo de irme ya.

 

Xena se aleja y se detiene en el borde de la hierba. Se vuelve y mira con nostalgia. 

 

XENA

(continúa)

Adiós, chica.

 

Se vuelve decidida y se aleja, caminando pesadamente sobre la arena, que  conduce  hacia un cercano cañón rocoso. No ha ido lejos cuando Argo la alcanza, dándole un golpecito en su espalda. Xena saca su espada da una voltereta, abriendo la boca con sorpresa. Deja caer la espada en su estuche , poniendo sus manos en la cadera.

 

XENA

(continúa)

Ladina. Ni siquiera

 te oí llegar.

 

 Se golpea suavemente su propia cabeza, cerca de su oído.

 

XENA

(continúa)

No pierdo mucho.

 

Argo le da otro golpecito.

 

XENA

(continúa)

Estas segura que  deseas dejar tu

paraíso  para seguir a una ex -señora

de la guerra, a sabrá Dioses  donde.

 

Argo relincha fuertemente, golpeando con su pata en el suelo.

 

XENA

(continúa)

Muy bien, pero recuerda que

el seguirme fue tu idea.

 

Mira a la yegua escéptica.

 

XENA

(continúa)

Me imagino que no me

dejaras montarte. ¿Me dejaras?

 

 Las orejas de Argo se caen,  mientras resopla con indignación, con un sonido que asemeja una carcajada. Xena  le contesta con otra carcajada.

 

XENA

(continúa)

Ya veremos.  Sí te quedas conmigo

Tu tendrás que ganarte tu mantenimiento.

 

Caminaron hasta llegar  al cañón, recorrieron hacia abajo por un lado hasta llegar  a unos precipicios de puntas colgantes que sobresalían sobre ellos. El camino a través del cañón es estrecho,  y se tiene que serpentear   para atrás y para adelante entre grandes piedras y  algunos arbustos secos del desierto.

 

  El sol produce  profundas sombras,  en la parte inferior del cañón, haciendo sombras a todo lo largo del camino. Les tomo  largo rato el poder  atravesarlo, caminando en silencio, salvo el sonido de sus propios pasos y el susurro del viento entre las rocas.

Al acercarse al otro lado hay un camino que les lleva  hacia arriba y afuera, Xena se detiene y mira a su alrededor. Mira hacia la cima del acantilado, observa algunas piedrecillas que caen con un sonido casi ensordecedor en medio de la parte más silenciosa del cañón.  Xena  camina hacia atrás,  hasta la protuberancia de una punta  de estalagmita, lentamente saca su espada produciendo un chirrido metálico.

 

XENA

(continúa, susurrando)

Chica, mejor vete detrás de esa roca.

 

Argo se mantiene firme en su lugar, mientras hace unos tenues e inquietantes sonidos. De repente, tres muy bien armados bandidos aparecen y comienzan a descender su camino hacia el suelo  por las paredes del cañón. Xena se queda estática escuchando con  atención, la espada lista.  Casi están encima de ella, cuando  fuera de su visión periférica puede detectar unas cuantas docenas de bandidos  corriendo hacia ella desde una gran distancia.  Encontrándose en una desventaja numérica.

 

XENA

(continúa, silenciosamente)

Ahí van las probabilidades.

 

 

Enfrenta a tres primeros,  desarmando limpiamente al del garrote. Para  encontrarse  peleando  simultáneamente con los otros dos.  Usa ambas  armas, su espada y chakram  una detrás de la otra, en contra de sus largas, afiladas y brillantes espadas. La acorralan contra la roca, pero ella se defiende haciéndoles retroceder, mientras  constantemente  vigila el progreso de los otros, quienes siguen acercándose.  Finalmente  da un salto  y los patea por la cabeza, haciendo que se caigan  de espalda, justo en el momento que el primero preparaba su ataque y el segundo se le acercaba.

 

 Un poco mas abajo del camino Argo relincha fuertemente, Xena mira hacia la yegua que se inclinaba, como invitándola a que subiera abordo.  No espera a ser invitada una segunda vez. Comienza a correr,  da una voltereta hacia atrás volteándose  en el aire y aterriza en la parte trasera de una sorprendida yegua.

 

XENA

(continúa)

¡Yahhhh!

 

Argo se levanta mientras Xena mira hacia atrás  a ver a sus perseguidores, uno de ellos comienza a correr rápidamente, alcanzándola.  Xena da un silbido suave e inesperado, Argo patea hacia atrás enviando al hombre por el aire, atrás de ellos.

 

XENA

(continúa)

Vaya que endemoniado lío.

Ven niña.

Tiempo de volar.  Yahhh!

 

Argo sale corriendo  y rápidamente llega a la cima.  En segundos sube la pared del cañón y baja por el otro lado, aquí sale a galope tendido, volando como el viento, corriendo velozmente sobre el desierto, sus patas son apenas visibles.  Xena va sentada muy inclinada, y su turbante se le sale.  Lo cacha antes de que se le vuele, aguantando que  el viento alborote su cabello.  Al fin, cuando esta segura que  han puesto suficiente distancia entre ellos y los bandidos,  pone a  Argo a caminar.

 

Xena mira a Argo sorprendida, al mismo tiempo que Argo vira la cabeza para mirarla, su expresión tan presumida como un caballo puede ser.  Casi no esta respirando agitadamente, y frunce su labio para arriba imprudentemente como si le estuviera sonriendo a Xena.

 

XENA

(continúa)

Gracias.  ¿Silbar?  Creo que podremos

trabajar con eso.  Bueno lo menos

que puedo hacer seria darte

descanso por un rato.

 

Xena se baja y empiezan a caminar otra vez.  Argo de vez en cuando le empuja con su hocico el brazo, mordiéndole la material que cubre su hombro.

 

XENA

(continúa)

¿Cómo  te voy a llamar niña, eh?. 

Eres más grande que la vida.

 

Ella para y se vira hacía la yegua sobandole el cuello.

 

XENA

(continúa)

¿Qué te parece Argo?

 

Argo relincha con aprobación.

 

XENA

(continúa)

Pues será Argo entonces.

 

CORTE A:

 

EXT. OASIS DEL DESIERTO - TARDE – TIEMPO PRESENTE DE X&G

 

Xena y Gabrielle están ahora tiradas en su lecho, mirando las estrellas.  La fogata arde suavemente, chasqueando  de vez en cuando.  EL único sonido es el viento rizándose sobre la charca, el respirar gentil de unos caballos y dos voces hablando bajo.

 

GABRIELLE

¿Argo?

 

XENA

Sí.  Cuando Jasón comisiono  a que Argus le

construyera el Argo, Nadie había visto un barco

como ese.  Era más grande que la vida.

 

 GABRIELLE

Oh.  Okay.  Ya entiendo.  Era una yegua muy

asombrosa.  Me parece que te

saco de muchos problemas.

 

XENA

Eso es decir poco.

 

GABRIELLE

Esa vez con Salmoneus y el agua

efervescente, creo que fue cuando

Argo y yo nos acercamos. 

Después de eso en sí no le tenía miedo.

 

Xena se vira de lado y empieza a jugar sin pensar con el pelo de Gabrielle, quitándoselo de su cara. 

 

XENA

Recuerdo haberte dicho que sabía

que alguna día regresaría a casa de nuevo..

Arriesgaste tu vida para regresarme a Amphipolis.

La verdad es, Gabrielle, que esa noche me quede

despierta por mucho tiempo, mirándote

a través del fuego.  Creo que ahí fue cuando

algo dentro de mi se dio cuenta que ya había llegado a casa.

 

Gabrielle la mira, sus ojos reflejando la unión fuerte entre ellas.  Ella extiende su mano para arriba, y sin palabras atrae a Xena hacia abajo para un prolongado beso.

 

FUNDIDO A NEGRO.

 

FIN DEL PRIMER ACTO

SEGUNDO ACTO