Guía Episodios

Introducción

Acto 1

Acto 2

Acto 3

Acto 4



TERCER ACTO

 

ABRE EN NEGRO:

 

EXT. DESIERTO - EN LAS AFUERAS DE LA CIUDAD DE HAJAR - POR LA MAÑANA - HACE 36 VERANOS

 

Una multitud está reunida, y los ciudadanos pudientes de Hajar están asentados bajo tiendas de campaña al aire libre. Cuarenta caballos y jinetes  deambulan alrededor de la bandera que marca la línea de salida. Algunos jinetes están ocupados haciendo las comprobaciones de última hora de hebillas y fardos, mientras otros se pasean con los corceles más nerviosos. Todos los jinetes van vestidos con finas ropas, y las sillas y bridas de sus caballos están  demasiado adornadas con cintas de colores brillantes y baratijas de plata.

 

Xena y Argo están parados prudentemente a la sombra de un gran árbol, mirando tranquilamente los tejemanejes.  Xena va vestida con los mismos atavíos prácticos para el desierto y Argo no lleva ornamentación extra en su montura. Xena evalúa la competición. Ella es la única jinete mujer y Argo es más grande que los pequeños pura raza árabes.

 

XENA

Ellos piensan que no puedes ganar, muchacha. Piensan

que tu sangre no es lo suficientemente buena y

dicen que eres demasiado pesada para correr tan rápido

a través de la arena como sus caballos árabes.

 

Rasca a Argo entre las orejas, susurrando conspiradoramente.

 

XENA

(continúa)

Sé que tienes largas patas y

vas a dejarlos a todos tirados en el polvo.

 

Argo relincha y parece que asiente conforme.

 

A través del camino, Galeel la mira, sus ojos entrecerrados de ira. El va hacia delante y atrás y finalmente se detiene y mira alrededor.

 

GALEEL

(gritando)

¡Fajer!

 

Uno de los jinetes alza la vista y  Galeel  le hace un gesto para que se acerque.  Xena advierte esto y a escondidas los mira como comienzan a hablar.

 

FAJER

¿Sí?

 

GALEEL

¿Has visto a esa mujer?

 

FAJER

(mirando lascivamente)

Es difícil no mirar

cualquier otra cosa, ¿por qué?

 

GALEEL

Si ella tan siquiera se acerca para ganar,

mátala... y a su caballo también.

 

Fajer lo mira sorprendido.

 

FAJER

Semejantes bellezas.  Ambos la

mujer y el caballo.

Podría ser un desperdicio.

 

GALEEL

(gruñendo)

Te contraté para mantener vigilados a

ciertos jinetes en esta carrera. Ella

es uno de ellos. Ahora ve haz amistad

con ella y mantente cerca.

 

Fajer sonríe abiertamente ante la perspectiva.

 

FAJER

Tsk tsk .  Semejante misión terrible que

me das. ¿Tener amistad, eh?  Pienso que

puedo manejar eso. Sin problemas. Ella no

va a ganar en ese caballo grande.

 

GALEEL

Procura que no lo haga.

 

Fajer echa a trotar en su caballo y se acerca furtivamente a Xena, quien le lanza una enorme falsa sonrisa.

 

FAJER

Buen día, señorita.

 

Xena mira al sol ardiente y luego a él.

 

XENA

¿bueno para qué?

 

FAJER

(riendo nerviosamente)

Es un buen día para correr.

Tengo un consejo para .

 

XENA

¿Sí? ¿Y cuál es?

 

 

FAJER

Cuando comience la carrera, todos empezaran a

correr tan rápidos como puedan hasta que estemos

fuera del alcance de vista de la multitud. Después de eso,

todos comenzaran a retrasarse para llevar un paso

más soportable. Es todo por el espectáculo, el principio.

 

XENA

Lo recordaré. ¿Algo más?

 

FAJER

¿Te hablaron sobre

los dos controles?

 

XENA

Sí.

 

FAJER

Galeel envió jinetes hace una semana desde

aquí y su hermano, Majeed, también

envió jinetes desde Gaza al otro final.

Cada grupo tiene una caravana de provisiones y

se establecen en un control donde tienen la seguridad

de conseguir comida fresca y agua, si sus provisiones comienzan

a escasear. Lo mejor es hacer a tiempo tu carrera

para alcanzar esos controles sobre el segundo y el cuarto día.

 

XENA

Suena bastante lógico.

¿Algo más?

 

FAJER

No pierdas de vista tu mapa

y vigila tu espalda de noche.

 

Los ojos de Xena brillan peligrosos y se recuesta lo justo para que su chakram esté visible desde debajo de su largo abrigo. Su espada está aún claramente visible en una vaina atada con correa en la silla de Argo, con su fusta enrollada.

 

XENA

Siempre.

 

FAJER

Una cosa más.

 

El conduce a su caballo más cerca.

 

FAJER

(continúa)

La mitad de estos jinetes no acabarán la carrera.

Varios no vivirán después de esto.

¿Por qué una bella mujer como

quiere tomar parte en tal desafío?

 

XENA

Porque puedo.

 

Ella aparta la mirada de él indiferente, precisamente mientras Galeel camina hacia un elevado podium en la línea de salida.

 

GALEEL

(dando gritos)

¡Todos los jinetes, en la línea

de salida, por favor!

 

Un zumbido excitado viaja a través de la multitud, mientras los caballos y jinetes van dirigiéndose a la línea de salida. Xena y Argo andan sin prisas, tomando un sitio cerca del final de la formación. Galeel alza ambas manos, calmando a la multitud. En una mano sostiene una brillante bufanda púrpura de seda.

GALEEL

(continúa)

¡Jinetes!  Voy a elevar esta bufanda

sobre mi cabeza y la dejaré caer. Cuando

la veáis tocar el suelo, esa es la señal para

partir. Os deseo a todos suerte. Mi

hermano estará allí para recibiros

por el mar de Gaza en el final.

 

Él levanta la bufanda y la multitud tiene un silencio de muerte. Unos caballos resoplan y relinchan, mientras otros patean con sus cascos y mueven sus colas nerviosamente. Argo saca una cabeza a la mayor parte de ellos, con calma masticando un poco de higo que Xena le ha dado.

 

Galeel soltó su banda dejándola flotar hacia el piso, casi en cámara  lenta, cae sobre un montículo  en la base del podio, los caballos salen en estampida,  dejando atrás de ellos una nube de polvo, sus pezuñas resonando  ruidosamente sobre el paisaje.

 

A la par que  el polvo se asienta,  todos los caballos se ven  ya bastante lejos  exceptuando a Argo que galopa pausadamente  tras ellos.  Xena los mira.  Como Fajer predijo, una vez que la muchedumbre se perdió en el horizonte,   los caballos empezaron aflojar el paso, muchos  hasta simplemente caminar.  Sonríe y se inclina. 

 

XENA

Simplemente avanza a un paso cómodo, chica.

Tenemos 200 kilómetros que cubrir, y sólo

16 horas de luz para cubrirlo.

 

continúa a medio galope, y gradualmente pasan algunos de los jinetes.  Mira a Fajer casi al frente de la manada y sonríe al alcanzarlo.  Finalmente dándole un pequeño adiós con  los dedos al pasarlo.  Después de pocos minutos, Argo y Xena están al frente, aun manteniendo el mismo paso con el que empezaron hasta desaparecer  tras una loma.

 

Otro jinete se mueve junto a Fajer.

 

JINETE

Que paso tan alocado

esta manteniendo.

 

FAJER

Ah, Wahed.  No te preocupes. A

ese paso, su caballo estará

muerto antes de que termine el día.

 

WAHED

 (desdeñosamente)

Bien. Ninguna mujer jamás había entrado

a esta carrera.  Es un insulto.

 

 

FAJER

Galeel no la hubiera dejado entrar

Si hubiera alguna probabilidad de que ganara.

Cálmate amigo.  Estará fuera

de la carrera antes del anochecer.

 

CORTE A:

 

EXT. DESIERTO CAMPAMENTO – PUESTA DEL SOL – 36 VERANOS ATRAS

 

Varios de los caballos al frente se aproximan al campamento instalado  bajo una cordillera de lomas bajas.  Es obvio que ya ha sido elegida por viajeros en varias zonas para poner sus lechos y tiendas, hay un gran pozo de piedra al centro.  Fajer y Wahed se encuentran entre el primer grupo que alcanza el campamento. Con los caballos fatigados y echando espuma por la boca, sus abrigos cubiertos en sudor.  Al entrar al campamento, a lo lejos observan una fogata y una pequeña tienda cerca de ella.  Fajar huele el aire.

 

FAJER

Quien sea que es, tiene

algo delicioso asando.

 

WAHED

Tengo tanta hambre que me podría comer

estas piedras.  Tal vez sea un vagabundo

viajero que este dispuesto a compartir.

 

FAJER

Pues averigüémoslo.

 

Desmontan y caminan el resto del camino.  Ambos sueltan un grito sofocado al ver que se trata de Xena.  Esta sentada recargada en un montículo de roca con sus pies apoyados sobre otra más pequeña.  En una mano tiene una taza de algo, mientras con la otra atiende algo cocinándose sobre el fuego.

 

XENA

 (descaradamente)

Que tal chicos.

 

 

FAJER

¡Imposible!

 

WAHED

 (sospechosamente)

¿Hace cuanto estas aquí?

 

XENA

Oh, no mucho.  Cepille mi caballo,

limpie sus herraduras, afile mi espada,

repare su brida, me lave,

arme la tienda, empecé el fuego, llene

las cantimploras y fui a cazar.

 

Indica el asado sobre el fuego.

 

XENA

 (continúa)

¿Sabían que el lagarto espinoso

sabe a pollo?

 

Sonríe inocentemente, sus ojos brillando maliciosos.

 

FAJER

¿Dónde está tu caballo?

 

XENA

¿Quién, Argo? Se aburrió

y se fue a explorar.

 

Xena chifla y inclina la cabeza a un lado, escuchando.  En un momento, Argo viene corriendo de los montes, fresca como una flor.  Relincha y se para junto a Xena y le da un empujón con el hocico.

 

XENA

 (continúa)

¿Esta bien, la ven?

¿Quieren lagarto?

 

Le entierra el cuchillo a un pedazo de carne y se los ofrece a los hombres.

 

WAHED

 (enojadísimo)

No, gracias.

 

FAJER

Buenas noches Xena.  Nos

veremos por la mañana.

 

Xena los observa  alejarse en  claro disgusto.  Encoge sus hombros y quita el resto de su presa del fuego.  Se sienta de nuevo con una sonrisa satisfecha y empieza a comer.

 

XENA

Mejor así,  más para mí.

 

CORTE A:

 

EXT. LOMAS DEL DESIERTO – DIA – PRESENTE TIEMPO DE X & G

 

Xena y Gabrielle han parado bajo la sombra de una loma pedregosa.  Están sentadas sobre una cobija almorzando.  Los caballos están tascando la vegetación seca y achicharrada.

 

GABRIELLE

(riendo)

Oh, eso fue cruel Xena.

¿Y tú hiciste todo eso antes

de que ellos llegaran al campamento?

 

Xena se detiene a media mordida y sonríe traviesa.

 

XENA

Seguro, pero no te mencione la parte

Donde reconstruyo el pozo.  Pareciera

Que algo se le había impactado. Pienso

Que por eso estaba semiderruido.

 

Gabrielle se carcajea con más ganas.

 

GABRIELLE

Entonces, después del largo día cabalgando,

¿Argo estaba lista para más?

 

XENA

Eso fue pan comido para ella,

Al principio, los dos primeros días.

 

GABRIELLE

¿Qué paso después?

 

XENA

(melancólica)

Todo cambio.

 

Gabrielle se acerca más, estirando las piernas, las palmea. Xena le sonríe y se recuesta, descansando su cabeza en el regazo de Gabrielle, quien empieza a juguetear con su cabello.

 

 

 

GABRIELLE

(suavemente)

Cuéntame, ¿Por favor?

 

 

XENA

Al tercer día, el Tártaro

Vino a la tierra...

 

CORTE A:

 

EXT. DUNAS –MAÑANA – 36 VRANOS ATRÁS.

 

El sol se levantaba en el horizonte, lo único que vemos es la dorada arena de las dunas y el suelo rocoso. No hay campamento, pero podemos ver caballos y sus jinetes durmiendo sobre el agreste terreno.

 

Xena esta dormida en su tienda con solo la coronilla de la cabeza fuera de ella. Argo se pasea de un lado a otro nerviosa, sin dejar de mirar hacía el este donde el sol se asoma tímido por el horizonte. Se acerca donde Xena y la mueve.

 

XENA

(gruñendo)

Dame unos minutos mas,

¿quieres? El sol no ha salido siquiera.

 

Argo insiste y sigue moviéndola más fuerte. Relincha y piafa la manta de Xena, a quien por último lame la cara. Xena se levanta de golpe, rozando la tienda con su cabeza.

 

XENA

(continúa)

¡Argo! Por los Dioses, Ya sé

que estas ansiosa por empezar, pero...

 

Se detiene y frunce el ceño al ver que una manada de gacelas pasa junto a ella veloces como relámpagos. Algunos de los otros jinetes se mueven perturbados por el ruido y empiezan a levantarse.

 

XENA

(continúa)

Extraño.

 

Argo esta  mas agitada de lo que Xena la había visto jamás, y la vuelve a empujar unas cuantas veces más, va hacia ella y le acerca la rienda a Xena con su nariz.

 

XENA

(continúa)

Esta bien, ya estoy despierta.

Comeré en el camino para que podamos

irnos de una vez si eso te hace feliz.

 

Se levanta, se estira y  ensilla a Argo quien danza nerviosa de una pata a otra. Se detiene cuando escucha a una manada de Oryxs pasar velozmente. Xena se queda estática, escuchando. Un distante estruendo se escucha y se va haciendo mas y más fuerte junto con un silbido extraño. Xena entorna los ojos hacia el este. El sonido empieza a ser como el de un trueno, de repente el Sol se deja ver completamente, y con la misma rapidez que apareció, desaparece tras una estela dorada: los ojos de Xena se abren como platos.

 

XENA

(continúa gritando)

¡CORRAN!

 

Agarra sus mochila y sus armas, salta en argo y sale disparada, dejando atrás su tienda y mantas. Argo no necesita que la apure, sus patas se mueven a tal velocidad que solo se ven unas pezuñas borrosas. Unos cuantos jinetes también cabalgan a toda carrera detrás de ellas.

 

Al este, una inmensa nube de arena se levanta a 100 pies del suelo desértico. Y se enfila hacia ellos, como si fuera una enojada y  enrojecida marea roja. El viento aúlla furioso, y la tormenta empieza a ganarles terreno a los desesperados jinetes.

 

XENA

(continúa)

Lo siento chica, solo sigue

Corriendo tanto como puedas.

 

Argo esta echando  espuma por la boca, mientras se mantiene lo más posible a ras de suelo. Ellas pasan unas cuantas colinas más, y Argos se desvía un poco de la ruta que siguen los demás jinetes que siguen avanzando hacia el frente. Ella corre a través de un estrecho pasadizo, derrapando en una curva, se detiene en una alargada y baja saliente de roca de una colina orientada al este.

 

XENA

(continúa)

¿Has estado aquí antes, eh?

 

Xena desciende del caballo, y busca en sus alforjas extrayendo una larga medida de tela y envuelve con ella la cara de Argo, la besa en la nariz  y luego cubre su propia faz a la par que esconde su rostro en la crin de Argo, justo en el momento en que la tormenta les da alcance y  pasa sobre ellas. El ruido es ensordecedor y la arena ataca por todos lados escoriando la piel. Mucho tiempo después todo se vuelve  silencioso como la muerte.

 

Xena lentamente levanta la vista. Las dos están cubiertas con una capa de arena y fuera de la saliente el terreno esta cubierta con fácil un pie de arena fresca. Ella tose y Argo estornuda cuando Xena le quita el trapo de la cara.

 

XENA

(continúa)

Hey, ¿estás bien?

 

Le da una palmada en el cuello y recibe un alegre relincho a su vez.

 

XENA

(continúa)

Vamos a cepillarte.

 

Hurga en su mochila y solo encuentra un puñado de arena. Sus ojos se abren en pánico, abre su  cantimplora de agua y con cuidado la voltea, solo líquido lodoso sale de ella.

 

XENA

(continúa, ruidosamente)

¡Bacante!

 

Un segundo frasco produce el mismo resultado, pero en el tercero tiene suerte, cuando  chorrea agua dulce y clara.  Lo inclina hacia su boca tomando unos pocos sorbos, entonces ahuecando sus manos, le ofrece a Argo un poco de agua.

 

XENA

(continúa)

Tendremos que racionar el agua

hasta que lleguemos al próximo pozo.

 

 

Localiza el cepillo y  se lo pasa a Argo, cuando termina se sube de nuevo a la silla de montar.  Con mucho cuidado camina  de regreso al desierto, el cual es ahora un vasto  paisaje de  dunas de arena, recién formadas. Mientras caminaban,  ella  ve protuberancias en la arena Mientras pasaban por su lado, el viento sopla sobre una de ellas, descubriendo la cara de uno de los corredores.  Esta muerto.   Xena mira todo alrededor de la protuberancia y su rostro se va poniendo sobrio.

 

CORTE A:

 

EXT.  MONTAÑAS DEL DESIERTO – DIA – TIEMPO PRESENTE X&G

 

Xena se esta desperezando dentro de la manta,  con su cabeza apoyada en la falda de Gabrielle.

 

GABRIELLE

(Sosegadamente)

Xena pudiste

haber muerto.

 

XENA

Si no es por Argo, hubiera muerto. Nunca me

había sentido tan sola. Ahí estaba yo, en el

medio del desierto, y toda ser viviente a mi

alrededor estaba aplastado.  Si no hubiese sido

por Argo , creo que hubiese enloquecido.

 

 GABRIELLE

Dices que todo cambio.

¿Cómo fue?

 

XENA

Después de esa tormenta, ganar la carrera pasó a ser

algo menos importante que la sobre vivencia de Argo.

Ella salvo mi vida y le debía lo mismo. Desde

ese momento trate de disminuir el paso.

 

GABRIELLE

(Incrédulamente)

¿La carrera prosiguió después de eso?

 

XENA

Si. Para el tercer día habían algunos detrás

de nosotros,  otros al frente.   Inclusive

 unos pocos, junto a nosotros, terminaron sobreviviendo

al agacharse dentro de los espacios  en las montañas,

como Argo y yo hicimos. Así que no todos

 fueron atrapados por la tormenta.

 

GABRIELLE

¿Cómo pudieron sostenerse todo el

día con tan solo un frasco de agua?

 

XENA

Gabrielle ese fue el día

mas largo de la carrera.  

Esa noche, yo me rendí.

 

GABRIELLE

¿De veras?

 

XENA

Si, de veras. Nos esforzamos en llegar a otro

 campamento que no tenia agua,  y nuestra

comida se arruino por la tormenta. Ninguno

de nosotros comió en todo el día. La avena

de Argo  estaba tan mezclada con arena

de la tormenta que era incomible.

 

GABRIELLE

¿Qué hiciste?

 

XENA

Suerte a que el campamento tenía un pozo,

Y pude cazar algunas lagartijas. Incluso

encontré algunas plantas que Argo pudo comer.

Pero yo estaba cansada de todo esto. Estaba

extenuada , sucia y mas caliente que Hades.

Estaba temerosa que si esto seguía, Argo pudiera morir.

Estaba muy fatigada. Ya éramos veinte corredores. Unos pocos

 se retiraron de la carrera, pero el resto fueron eliminados por la

tormenta.  Estaba terriblemente silencioso el campamento, esa noche.

 

GABRIELLE

¿Que sucedió? Tú fuiste a Gaza,

pero no participaste en la carrera.

 

Xena se vuelve hacia un lado y descansa sobre uno de sus codos.  Pone un higo en su boca masticándolo con gran satisfacción y con ojos  llenos de renovada energía.

 

XENA

Si. Nosotros 

Fuimos a Gaza.

 

 

CORTE A:

 

EXT. DENTRO DEL CAMPAMENTO EN EL DESIERTO – TEMPRANO EN LA MAÑANA -  36 VERANOS ATRAS

 

Xena esta durmiendo sobre la  manta, de la silla de Argo, ya que había perdido su tienda y  su petaca,  en la tormenta de arena. A su alrededor los hombres estaban recogiendo el campamento para otro día de carrera.  Xena  se mueve, poniéndose boca abajo,  cubriéndose la cara con un brazo.  Un hombre se acerca y le da una ligera sacudida.

 

XENA

(Malhumoradamente)

 Vete. No correré hoy. 

 

HOMBRE

Pero tu caballo, sí. Mejor apresúrate, o

quizá ella arranque sin ti.

 

XENA

(continúa)

¿uh?

 

Se sienta y parpadeando mira hacia  donde los corredores están preparándose,  poniendo las sillas a sus caballos. Argo esta entre ellos.  De alguna manera Argo arrastro  su silla y su brida,  esta parada  al lado de la línea de partida esperando  pacientemente por otro día de carrera.  Fajer y Wahed  estaban cerca, ensillando sus caballos. Se burlaban  del caballo sin jinete.

 

XENA

(continúa)

Diantre, no lo puedo creer.

 

Silba, pero Argo contesto con un relincho, mientras sacude su cabeza,  rehusando  regresar.  Xena se levanta y  tropieza  cayendo sobre ella, recibiendo un suave relincho, en reprimenda   Se voltea hacia atrás y se concentra solamente en Argo.  Fajer y Wahed continúan riéndose hasta que Xena les da  una mirada despectiva.

 

XENA

(continúa)

Esta bien.  Terminaremos la

carrera.  Dame un minuto para

recoger el campamento.

 

Rápidamente, empaqueta todo, y van hacia el oeste, un poco después del resto, quienes están fuera de vista.  Mientras en unas colinas bajas, Fajer y Wahed salen de la sombra en sus caballos y la siguen a la distancia.

 

CORTE A:

 

EXT. LUGAR DE INSPECCION. DESIERTO - TARDE - 36 VERANOS ATRAS

 

Es el postrimero lugar de inspección en la última noche de la carrera.  Xena esta sentada al lado del fuego, a la distancia de los demás jinetes.  Argo cerca, comiendo de una bolsa de avena fresca.  Xena callada observa los caballos y jinetes que quedan, todos los cuales están por todos lados, tomando ventaja de las tiendas en el lugar de inspección.

 

XENA

Que bien que

llegamos temprano.

 

A Argo se le yerguen las orejas para adelante, y hace un sonido reafirmante mientras sigue comiendo.

 

XENA

(continúa)

Conseguí la única frazada que

trajeron con ellos,  no tengo

que usar la tuya esta noche.

 

La nariz de Argo sale del morral y hace un ruido como respondiéndole

 

XENA

(continúa)

Perdimos muchos de ellos hoy.

 

Mira al rededor, sus ojos cierran un poco cuando ve a Fajer y Wahed haciendo su campamento cerca de ella.  Suficiente cerca para poder velarlos, pero no tan cerca como para ellos poder oírla.

 

XENA

(continúa)

Pero no los dos que hubiéramos pedido,

¿Verdad?

 

Argo relincha y mueve su cabeza en concordancia.  Xena continúa estudiando a los que quedan.  Ella observa otro campamento al lado de ella.  Su ocupante alto y flaco, se ha mantenido solo por toda la carrera y esta rápidamente tratando de poner una tienda.  Mira a Xena y apresuradamente se tapa la cara y desaparece adentro de su tienda.

 

XENA

(continúa)

¿Que diablos?  No es mas que un

niño,  la primera ves que lo veo sin

la cara cubierta. Apuesto que todavía no le

crece la barba.  ¿Cual será la historia de el?

 

Ella se para y se estira y busca algo para beber, después se sienta otra vez en su frazada.

 

XENA

(continúa)

No lo pienso a molestar.

 

Mira otra ves a Fajer y Wahed.  Fajer  inclina la cabeza educadamente, mientras Wahed ignora su existencia.  Ella inclina la cabeza a su vez a Fajer pero no sonríe.

 

XENA

(continúa en voz baja)

Me gustaría tener una tienda para poner esta frazada.

 

Le echa leña al fuego y empaqueta su mochila, poniéndola al lado de la silla de montar de Argo.  Ajusta su frazada y pone su espada en un lado y su chakram en el otro y se estira, usando su turbante como almohada.  Cruza sus tobillos y descansa sus manos en su estomago, mirando así un cielo casi oscuro.

 

XENA

(continúa)

Whoa.  ¿Viste esa

estrella fugaz?

 

Argo se acerca y hociquea su cabeza, después mordisquea su pelo.

 

 

XENA

(continúa)

¡Oye!  Termina tu avena.

 

Otra estrella cruza el cielo y poco a poco el resto de las estrellas empiezan a aparecer, una por una tintineando sobre al campamento.  Xena suspira y cierra sus ojos. 

 

XENA

(continúa)

Hace tiempo pare de pedirle deseos a esas cosas. 

¿Pero por que no?  Puedo usar toda la suerte

que puedo conseguir.

 

Vira su cabeza para un lado y mira a Argo.

 

XENA

(continúa)

De una forma o otra,

cuando  termine esta carrera

voy a empezar de nuevo.

 

 

Cierra los ojos otra vez.

 

FUNDE A NEGRO:

 

FIN DEL TERCER ACTO

CUARTO ACTO