Guía episodios Introducción Acto 1 Acto 2 Acto 3 Acto 4

Producción #V905 - Episodio 05


GUIÓN
Susanne Beck


DIRECCIÓN
Denise Byrd


PRODUCCIÓN
C
arol Stephens

SCREENGRABS
Judi Mair


GRÁFICOS
Lucia


TÍTULO EPISODIO GRÁFICO
Calli

TRADUCCIÓN
XENACENTRO



INTRODUCCIÓN

 

FUNDE A:

 

EXT.  CAMPAMENTO – ANTES DEL AMANECER

 

Es un campamento bien organizado. Una fogata, alimentada por carbón ardiendo, brilla en la oscuridad. A un lado, una yegua dorada se mueve nerviosamente en su sueño, estampando una pezuña, y moviendo su cola antes de quedarse quieta.

 

Más cerca del fuego hay un voluminosos y arrugado petate, y bajo la manta de piel dos figuras envueltas, acurrucadas, la una pegada a la otra. La más pequeña se mueve y se vuelve a mover, retirándose del cómodo regazo de su compañera.

 

Otro gemido y se gira hacia su lado. Unos ojos verdes se abren y fruncen el ceño.

 

XENA

 (confundida)

¿Qué…? ¿Qué sucede?

 

 

GABRIELLE

(malhumorada)

Piedra.

 

Una mano sale rápidamente de debajo de la tibia cobija  y busca por el suelo, bajo el petate, hasta que encuentra y arroja lejos la piedra que molesta.

 

XENA

¿Mejor?

 

Gabrielle se retuerce un poco, tratando de palpar el suelo a lo largo de su cuerpo. No encontrando más piedras, sonríe satisfecha.

 

GABRIELLE

Mucho.

 

XENA

Bien. Acércate.

 

Ampliando su sonrisa y cerrando sus ojos, Gabrielle gustosamente se acurruca entre los cálidos brazos de Xena.

 

Todo queda en silencio por un momento.

 

Luego…

 

Gabrielle contrae su rostro. Arruga su nariz y se roza la mejilla con la mano. De repente se escucha un fuerte golpe, y nuevamente Gabrielle abre sus ojos, y frunce el ceño.

 

GABRIELLE

¡Au!

 

XENA

¿Estás bien?

 

GABRIELLE

Malditos mosquitos del Tártaro.

¡¿Por qué nunca se

meten contigo?!

 

 

XENA

(todavía somnolienta)

Es que eres mucho

más dulce que yo.

 

GABRIELLE

¿Sabes qué Xena? Quizás cualquier

otra noche, ese argumento  te hubiera

funcionado. ¿Pero esta noche?

 

Ella gruñe.

 

GABRIELLE

 (continúa)

Ya casi amanece, y sólo he

dormido una hora, únicamente.

 

Xena abre un ojo.

 

XENA

Está bien, entonces dormiremos hasta tarde.

No tenemos ningún otro sitio en especial

donde tengamos que estar.

 

 

GABRIELLE

Fácil para ti decirlo. Tú

no tienes mosquitos que te estén

utilizando como diana de prácticas.

 

Xena sonríe.

 

XENA

Ven aquí.

 

Gabrielle se gira hacia ella. Xena estira la manta de piel hasta cubrirlo todo menos la parte superior de la cabeza de Gabrielle.

 

XENA

 (continúa)

¿Puedes respirar bien

ahí abajo?

 

Gabrielle respira profundamente por la nariz, sonríe al  inhalar el olor del cuero y de Xena.

 

GABRIELLE

 (ronronea)

Sí muy bien.

 

XENA

Bueno. Trata de dormir

un poco. Yo te protegeré

de los mosquitos.

 

CORTE A:

 

EXT.  – POCO ANTES DEL AMANECER

 

Gabrielle despierta repentinamente de nuevo. Mantiene los ojos cerrados, tratando de averiguar qué ha estorbado su sueno esta vez. No son las piedras. No son los mosquitos. Una mano deambula por el lado del lecho que ocupa  Xena para  encontrarlo simplemente vacío. Lo que no es inusual.

 

Finalmente, abre los ojos, dando un profundo suspiro, para encontrarse con una hedionda masa humana, con dientes podridos, sin afeitar y oliendo horriblemente, que la devora con la mirada.

 

Agarrando los sais del suelo cercano a ella, Gabrielle usa la empuñadura del izquierdo para darle al hombre en la rodilla  y después brinca rápidamente y se pone de pie mientras aquél cae sobre el lecho.

 

XENA

 (cacareando)

¡Te lo dije!

 

 

El hombre se sujeta la rodilla y gruñe.

Gabrielle  mira hacia su derecha  y ve como Xena pelea contra cuatro  bandidos de muy mal aspecto. Dos más, al verla, se dirigen hacia ella.  Derriba al primero fácilmente con una combinación de  derecha  e izquierda al pecho y  una  patada alta a la cabeza.

 

El segundo, más cuidadoso que su compañero, se retrasa en la acción. Le instiga a que la ataque con su espada. Cuando recibe el  torpe ataque,  sujeta la espada con sus dos sais,  le arranca el arma, suelta los sais,  y le aplica en el cuello, los puntos de presión con dos dedos.  

El hombre se queda sin aire y cae sobre sus rodillas.

 

GABRIELLE

Ya estaba de mal humor, amigo,

 y tú sólo lo empeoraste. Así que

 si no deseas pasar los últimos

 treinta segundos de tu vida así, te

sugiero que me digas lo que quiero saber.

 

Xena ha terminado con su propio grupo de rufianes, la mira con los brazos cruzados sobre el pecho, claramente impresionada.

 

BANDIDO

¿¿Qu-Qué??

 

GABRIELLE

¿Qué, en el Tártaro, estás haciendo aquí?

¿Visteis dos mujeres durmiendo solas en

el bosque y qué?  ¿Queríais

invitarlas a tomar un té??

 

 

BANDIDO

¡D-d-dinero!  ¡J-joyas!

 

Inclinándose hacia atrás, Gabrielle se ríe.  No es una risa genuina, pero  no obstante es una risa.

 

GABRIELLE

¡Oh, amigo, escogiste

 el campamento equivocado! 

¿Puedes ver algunas joyas esparcidas

 por aquí? ¿Algún dinero, si eso importa?

 

BANDIDO

(gravemente,  sin aire)

¡P-por favor!

 

Gabrielle  finge estar pensando  en su suplica.

 

GABRIELLE

No sé.  Xena....

 

BANDIDO

¡¿XENA?!

 

 

GABRIELLE

(sonriendo abiertamente)

¿No os disteis cuanta de esto, verdad?

(pausa)

Como te decía, Xena, ¿tú  crees

que debo de quitarle el punto de presión

o debo  de impedir  que  los genes

de burro contaminen la tierra?

 

Xena sonríe tontamente.

 

XENA

El lance es tuyo.

 

Gabrielle  finge pensar un segundo más, entonces con la velocidad de la luz deshace la presión.  El hombre cae hacia el frente, boqueando. Gabrielle sujeta sus hombros  y lo empuja de tal manera que quedan cara  a cara. Se acerca más.

 

GABRIELLE

Puedes irte ahora. Antes de

que cambie  de opinión.

 

 

Con ojos desorbitados, el hombre  se levanta y sale corriendo, alejándose del campamento.  El resto de sus compañeros, que han quedado peor,  van cojeando detrás de él.

 

Todavía riendo tontamente, Xena  cruza el claro hasta llegar  al lado de Gabrielle.

 

XENA

Bueno, eso fue refrescante,

estimulante, ¿no crees?

 

Gabrielle  refunfuña.

 

Riéndose, Xena  atrae a Gabrielle,  acercándola  mientras  la besa en la cima de su cabeza.

 

XENA

(continúa)

Siento todo esto. Estaba advirtiéndoles de

que mejor se quedaran conmigo,

pero no quisieron escucharme.

 

GABRIELLE

Sí, bueno,¿ podrías

hacerme un favor?

 

XENA

Habla.

 

GABRIELLE

Hay un pueblo en la costa, no lejos 

de aquí. ¿Podríamos ir allí y dormir 

esta noche,  en una buena hospedería, 

digna?. Estoy harta de rocas. Estoy enferma

   de tantos insectos. Y estoy cansada

  de bandidos  babosos y apestosos

que interrumpen mi sueño.¿ Por favor?

 

XENA

Claro.

 

Gabrielle se separa lentamente, con una muestra evidente en su cara de Incredulidad.

 

GABRIELLE

¿Segura? ¿Así de fácil? 

¿Sin torcerte el brazo?

¿Sin discusión? ¿Sin tener que rogarte?

 

Xena sonríe abiertamente.

 

XENA

Lo que Gabrielle desea,

Gabrielle lo obtiene.

 

 

FUNDIDO A NEGRO.
 

FIN  DE LA INTRODUCCIÓN

ACTO UNO