El
siguiente fanfic ha sido traducido por el equipo de Xenacentro a
partir de su original en inglés. El autor ha dado su permiso para la traducción
y difusión de dicho fic en internet.
Esperamos que disfrutes con su lectura. Si quieres darnos tu opinión, sugerir algún fic para traducir, informarte acerca de las actividades que llevamos a cabo o unirte a nuestro grupo de trabajo, envíanos un e-mail a xenacentro@hotmail.com
Descargo: Los personajes de Xena: Princesa Guerrera y todos los
demás asociados con la serie de televisión del mismo nombre son propiedad
exclusiva de la MCA/Universal Pictures. Esto es un trabajo de ficción de un
admirador sin ninguna intención de infringir los derechos de autor.
Subtexto: Creo que con mi escritura dejaremos ya de llamarlo subtexto y le llamaremos maintext (texto principal). Sí, ellas están enamoradas la una de la otra.
Sexo: Humm, sí hay sexo…
Violencia:
Ninguna
Lenguaje:
Moderado
Spoilers:
Puede contener spoilers de Fallen Angel y Chakram.
Otro:
Esto realmente ocurre después del episodio Chakram de la 5ª Temporada.
DE GUERRERA A GUERRERA
(Warrior to Warrior)
Por
T. Novan
Americe abrió los ojos de nuevo, miró a través del campamento, entre
las llamas de la hoguera, y las vio. Las observó. Cuando las conoció se
preguntó si acaso... pero nunca cuestionó nada. En realidad no le incumbía si
dormían juntas o no. Xena era una
gran guerrera, alguien de quien podría aprender.
Gabrielle era su reina y nadie cuestionaba a la reina su vida amorosa.
Esta
noche era la primera que pasaban juntas después de ser resucitadas, y esta
noche pudo ver claramente el amor que había entre ellas. Gabrielle yacía en
los brazos de Xena profundamente dormida, Xena en cambio, dormitaba solamente,
con sus sentidos de guerrera completamente alerta, erguía la cabeza de tanto en
tanto, escuchando atentamente cada pequeño ruido en los alrededores.
Era
una noche fría y ellas tenían muy poca ropa para cubrirse, Xena se había
encargado de que Gabrielle estuviera lo más cerca posible del fuego y había
cubierto a ambas con el delgado abrigo que vestía. Mientras la cabeza de Xena
volvía a yacer sobre el suelo, Gabrielle cada vez tenía la suya acunada en un
fuerte hombro que la mantenía confortable.
La
joven amazona sonrió al observarlas, deseando que algún día ella fuera así
de afortunada.
Joxer
se movió por el campamento hasta el lugar donde había escogido para pernoctar.
En su camino al mismo se detuvo un momento junto al fuego para frotarse las
manos, al hacerlo también las observó. No pudo por menos que sonreírse. Le
había confesado a Gabrielle sus sentimientos, finalmente aliviado de ese peso
en su corazón.
Después
de observarlas juntas, luego de su resurrección, la verdad le pegó de frente
preguntándose como es que no se había dado cuenta antes. Se percató de dos
cosas, su juventud y su propio amor por Gabrielle habían nublado su visión.
Ahora, sin embargo, no existía duda alguna. Al alejarse de sus amigas se sintió
muy feliz por ambas. Él sabía que nunca podría amar a Gabrielle de la manera
en que Xena lo hacía, sin importar cuan duro tratara. Se acostó en su lugar
cerca del fuego dándoles la espalda para proporcionarles un poco de privacidad.
La
llegada de la mañana despertó a los cuatro amigos casi al mismo tiempo. Joxer
y Amarice se excusaron casi inmediatamente aludiendo que irían a tratar de
cazar algo para el desayuno.
Xena
sonrió a la par que aún acurrucaba a su adormilada bardo. No iba a permitir
que se alejara de ella nunca jamás. —¿Tienes frío?
—Un
poco —asintió Gabrielle acercándose un poco más—. Pero tengo la mejor
fuente de calor de toda Roma o Grecia junto a mí.
—Debajo
de ti —rió Xena, girando y abrazando a la bardo al mismo tiempo para tenerla
más cerca.
Finalmente
la rubia abrió los ojos y la miró. En verdad, ella estaba completamente encima
de Xena: —Puedo moverme.
—Podrías,
pero el suelo está frío, así que, ¿por qué querrías hacerlo?
—No
puedo pensar en ninguna razón, excepto que necesito hacer una visita al bosque.
—Oh,
pues adelante —la guerrera la liberó y después se incorporó.
Xena
tiró del abrigo que la cubría y antes de levantarse estiró bien su cuerpo.
—¿Todavía
dolorida? —preguntó Gabrielle cuando volvió al lado de su amante, frotando
con sus manos la espalda de Xena.
—Uh-huh.
Mi cuerpo parece que tiene algo en contra de ser clavado en una cruz romana. No
parece disfrutarlo en lo absoluto.
—Bueno,
el mío tampoco se mostró emocionado con la idea.
—La bardo sonrió ampliamente al mismo tiempo que siguió masajeando
los músculos con sus manos.
—Entonces
hagamos un pacto de no hacer eso nuevamente.
—Hecho.
—Uno
de los mejores tratos que hemos hecho la una con la otra —Xena sonrió al
mismo tiempo que inclinó la cabeza para darle un beso.
Al
separarse, Gabrielle trazó con su dedo la mandíbula de Xena
¾Humm,
¿sabes? Tan pronto como lleguemos
a casa y encontremos algo de privacidad, tengo planes para ti.
¾¿De
verdad?
¾Umm,
hmmm, sí ¾fue
la muy ‘ansiosa’ respuesta junto con una profunda mirada de esos ojos
verdes, tan nublada por el deseo que Xena supo que no tendrían que esperar a
llegar a casa, que sólo necesitaban encontrar algo de privacidad.
Xena
sonrió mientras acariciaba con sus nudillos la mejilla de Gabrielle.
¾Estaremos
en el pueblo para esta noche. Tal
vez no tengamos que esperar a casa.
¾Oh,
eso sería ‘celestial’ ¾la
rubia sonrió virándose hacia el fuego¾.
Xena, ¿qué crees que
signifique todo esto? Quiero decir,
durante toda nuestra vida se nos enseño a creer en el Tártaro y los Elíseos,
y de repente hemos terminado en sitios llamados cielo e infierno.
¿Qué clase de broma enfermiza es esta?
¾No
es una broma, querida, sólo otro universo regido por otro tipo de deidades.
¾¿Dónde
crees que terminaremos nosotras?
¾¿Quieres la verdad?
¾Por
favor ¾asintió
Gabrielle.
¾Pienso
que no terminaremos en ninguno de ellos. Creo
que continuaremos naciendo una y otra vez.
Que nunca nos permitirán descansar.
¾¿Por
qué?
¾Bueno,
mi viejo ser pesimista diría que es una forma de Tártaro, a la que yo he sido
condenada por mis crímenes en esta vida y a la que, desafortunadamente, tú
también estarás condenada, ya que somos almas gemelas y no podemos estar
separadas.
¾¿Y ahora?
¾Y
ahora creo que como equipo, juntas, tú y yo tenemos algo que ofrecer al mundo,
que únicamente nosotras podemos darle.
¾¿Qué
puede ser eso?
¾No
sé, no lo he descubierto aún ¾explicó
la guerrera mientras acariciaba los hombros de la bardo.
¾Cuando
lo hagas…
¾Oh,
tú serás la primera en saberlo.
Cuando
llegaron al puerto marino, Xena y Joxer fueron a buscar un barco que los llevara
de regreso a Grecia. Amarice y
Gabrielle recorrieron el pueblo, buscando una posada cálida y seca que les
pudiera por lo menos ofrecer un techo sobre sus cabezas para la noche.
No habían tenido mucho éxito en sus esfuerzos, cuando se reunieron con
Xena y Joxer.
¾¿Pudieron
comprarnos el viaje a casa? ¾preguntó
Amarice arrimándose a un poste.
¾Síp,
lo hicimos ¾Joxer
sonrió¾.
En un barco muy bonito. Incluso
conseguimos dos camarotes para el viaje.
¾¿Cómo
lograron eso? ¾Gabrielle
miró a su pareja con los brazos cruzados.
Xena
sonrió apenas y se encogió de hombros.
¾Escúpelo.
¾Oh
Gabrielle no es gran cosa, solamente lo cambié por un par de días de trabajo
en el barco ¾Xena
movió sus pies nerviosamente ¾.
De verdad.
¾¿Entonces
tú vas a pasar dos días básicamente como una esclava de galera, para que
nosotros podamos descansar en nuestros confortables camarotes de camino a casa?
¾No
lo mires de ese modo, Gabrielle ¾dijo
la mujer alta mientras rodeaba con su brazo los pequeños hombros¾.
Míralo como, bueno, el tener una bonita, caliente y confortable
‘cama’.
La
palabra ‘cama’ no escapó a la mujer rubia, pero de todas formas le dio a su
compañera una mirada desaprobatoria.
¾Sabes
que yo podría hacer el trabajo de un día y así sería sólo uno en lugar de
dos.
¾No
Gabrielle, tú estarás lidiando con la cuestión del mareo y estarás
descansando.
¾Ya lo veremos.
¾Gab..ri..elle…
¾Nop,
no lo hagas, no lo digas. Somos un
equipo.
¾Muy
bien, entonces te diré qué. Para
demostrarte mi solidaridad, también compartiré
tu mareo.
—Oh,
ahora esto es un acuerdo. —Sonrió deseando que verdaderamente pudiese
suceder. Claro que podemos regresar de la muerte la una por la otra, pero
podemos cansarnos la una de la otra, nooooo
—¿Entonces
cuando nos vamos? —Amarice tiró una piedra en el agua.
La
sonrisa de Joxer creció. —En dos marcas.
—¿Esta
noche? —Gabrielle volteó hacia Xena, la sorpresa muy claramente pintada en su
cara—. ¿Podemos iniciar el regreso a casa esta noche?
Xena
simplemente asintió mientras Gabrielle puso los brazos alrededor de su cuello.
La guerrera encogió los hombros a sus amigos mientras puso sus brazos alrededor
de la pequeña mujer.
El
barco en realidad era bonito. Gabrielle estaba sorprendida de sus alojamientos.
El camarote era pequeño pero limpio y la cama ocupaba la mayor parte del
cuarto, pero eso era para lo único que lo necesitaban de todas formas.
Guardaron
las pocas cosas que tenían en el camarote, tomándose el tiempo para disfrutar
un beso largo y profundo mientras sus cuerpos se juntaban. Las manos de Xena se
movieron de arriba abajo en la espalda desnuda de Gabrielle. Se separó del beso
con una sonrisa.
—¿Sabes?
En verdad me gusta este nuevo traje.
—¿Oh,
sí?
—Ajá.
Muy… amm…fácil de sacártelo me imagino.
—Si,
pero por ahora hay otra cosa que quiero hacer.
—¿Y
eso sería qué?
—Quiero
ir a la cubierta y ver este lugar desaparecer en la distancia mientras vamos a
casa. ¿Podemos hacer eso?
—Mas
vale que creas que sí.
Con
un último y rápido beso, Xena abrió la puerta y guió a la bardo fuera. Se
movieron a una cubierta de observación y cuando Gabrielle se recostó en Xena,
ésta puso sus brazos alrededor de la cintura de la bardo y miraron la costa
desaparecer en la distancia. Ambas prometiendo silenciosamente dejar todo lo que
había pasado en esas orillas. César estaba muerto y ahora con renovada esperanza podían vivir sus vidas sin su espectro sobre ellas.
Xena
sintió que Gabrielle daba un suspiro profundo y satisfecho cuando lo único
ante sus ojos fue la inmensidad del mar abierto que los llevaría a casa, a
Grecia.
—¿Feliz?
—una cabeza oscura se inclinó sobre una oreja que estaba esperando ser
mordisqueada.
—Ajá
—Gabrielle levantó su antebrazo—. Hazme más feliz. —Gimió cuando
sintió las primeras oleadas al mismo tiempo que su estómago comenzaba a
revolverse. La guerrera se rió
mientras presionaba el punto en el brazo de Gabrielle que le aliviaría la
incomodidad—. Gracias. Pensarás
que podrían haberse tomado la molestia de arreglar también este pequeño
problema. —Sonrió mientras giraba en los brazos de Xena—. Ahora sugiero que
regresemos a nuestro camarote así me puedes continuar distrayendo de mi
presente condición.
—¿Cuál
condición es esa? Sabes que cada problema tiene su propio remedio.
—Quiero
el remedio que va a curar el ardor que he tenido en mi estómago desde que nos
encontramos con Ares y Kal.
—Pero
Gabrielle —la guerrera sonrió—. Estás sufriendo de lujuria de batalla.
—No
tienes ni idea. Otra noche de espera y simplemente iba a tener que tomarte sin
importarme quien estuviese alrededor, o donde estuviésemos.
—Lo
controlas muy bien.
—Sí,
bueno esa temporada que desperdicié aprendiendo como meditar no fue una pérdida
completa.
Xena
lanzó su cabeza hacia atrás riéndose calurosamente mientras bajaban las
escaleras camino al camarote. Amarice las detuvo justo cuando bajaban de la
cubierta, Xena se rió cuando escuchó gemir a Gabrielle.
—Mi
reina, hemos encontrado comida para la cena. ¿Nos acompañan?
—No
gracias, Amarice. Xena y yo íbamos bajo cubierta por la noche y no quiero que
me molesten a menos que a esta tina le salga un agujero.
Amarice
se mordió los labios para esconder la sonrisa mientras asentía: —Sí, mi
reina.
Una
vez que estuvieron encerradas en su cabina, Xena miró apreciativamente a
Gabrielle agacharse a remover los sais de sus botas. Gabrielle, por su lado,
sonrió cuando escuchó un gruñido.
—¿Ves
algo que te guste?
—Tú
sabes que sí.
Gabrielle
no se dio la vuelta. Sólo sonrió y empezó a desamarrar sus botas, de vez en
cuando estirando o moviendo sus piernas de
forma insinuante. Cuando al fin se quitó las botas, se acarició las
piernas sólo para oír a su pareja gruñir otra vez.
—Me
fascina cuando haces eso —murmuró en voz baja mientras se daba la vuelta para
encontrarse a la mujer alta ya recostada en la cama.
—¿Qué?
—Cuando
tu voz baja una octava y se pone… toda ronca. Cuando tus ojos se tornan de un
azul profundo porque estás tan excitada que apenas puedes pensar. —Puso sus manos detrás de ella y desató el lazo de su
sostén. Muy despacio dejó que el material se deslizara sobre su cuerpo.
Sonrió mientras veía a Xena, a falta de una palabra mejor, retorcerse
mientras lo levantaba por encima de su cabeza para revelar su torso a los ojos
hambrientos de su amante— Sí —una sonrisa feroz se asomó a sus labios—, cuando
actúas, exactamente... así.
—Dejó su sostén caer al piso. Xena
estaba completamente cautivada mientras Gabrielle cruzaba la distancia entre
ellas y trepaba a la cama y a ella, terminando sentada a horcajadas sobre sus
caderas. Sus manos inmediatamente fueron a la cintura desnuda de la
mujer, y empezaron a acariciar para arriba y abajo mientras Gabrielle la
miraba—. Como ahora guerrera…
—Gabrielle empezó a deshacer los ganchos de la camisa de Xena.
—Mira
quién habla —contrarrestó la mujer alta mientras empezaba a deshacer la
correa que sostenía la falda de la bardo,
dejándola sólo con sus pantalones cortos.
Al fin se echó para atrás y tocó los pedacitos de metal en el
cuero—. Hmm cuero y latón…me gusta. Muy
erótico.
—Sí,
sí, hace un tiempo ya que el cuero y latón me han estado excitando. ¾Sonrió mientras le quitaba la falda a Xena y la dejaba caer al piso.
Estiró su espalda mientras las manos de Xena volvieron a posarse ahí y
empezaron un masaje lento y sensual. Al
fin, se dobló y empezó a explorar la extensión del cuello con los labios.
—Hmm
qué bien —pronunció quedamente la rubia mientras sentía el pulso de Xena
acelerarse—. Te amo —susurró mientras sus caderas comenzaban a moverse
despacio—. Te amo tanto. Tengo que tenerte. Ahora.
Terminaron
desnudándose la una a la otra, despacio, cariñosamente.
Con muchas palabras y caricias tiernas, inspiradas para encender una pasión
profunda. Estaban acostadas de
frente, con las piernas enredadas mientras las manos acariciaban sus pieles.
—Te
amo Gabrielle. Espero que lo sepas.
—Nunca
lo he dudado, Xena.
La
sonrisa que cruzó la cara de Xena
fue inapreciable. En la mente de la
bardo no había nada más bello en esta vida o en la próxima.
Se echó para adelante y capturó esos labios en un beso diseñado para
quitarle el aire a la guerrera con más experiencia, y con mucho gusto hizo
exactamente eso. Mientras recostó
a Xena de espaldas, sintió su pulso acelerar, oyó su corazón latir más y más
fuerte, gruñidos bajos se convirtieron en gemidos largos y profundos.
La respiración se hizo pesada mientras Gabrielle usaba sus manos y boca
para explorar el cuerpo debajo de ella.
La
mujer pequeña sintió su lujuria
de batalla salir del espacio oscuro en su propia alma,
donde ella la había puesto cuidadosamente hasta que pudiera hacer algo con ella
apropiadamente. Movió su cabeza y
miró a Xena a los ojos.
—¡Eres
mía, Xena! —gimió mientras atrapaba las manos de Xena a su lado con las de
ella.
—Sí
—la guerrera se lamió los labios mientras movía afirmativamente su cabeza.
—No
le perteneces a Ares ni a más nadie. ¡Me perteneces a mí!
—Soy
toda tuya.
—Te
voy a tener y te voy a tener ahora. ¿Quieres eso Xena? —Lo único que la
mujer alta pudo hacer fue inclinar la cabeza.
Oír a Gabrielle ponerse tan dominante, hasta exigente al hacer el amor
era algo que en realidad no habían experimentado antes, pero el tono en la voz
de su amante le dijo que tratar de negarle algo a la mujer más pequeña podría
ser doloroso. Su cuerpo no tenía
deseo de sentir dolor en este momento. Quería placer, y mucho placer—.
Contéstame Xena. ¿Lo quieres?
—Sí,
Gabrielle sí. Por favor. —Arqueó su espalda en el momento que sintió un
muslo fuerte separar sus piernas y descansar fuertemente en contra de ella—.
Unh Gabrielle…por favor.
—Sí
mi amor, pero no hasta que yo esté lista y lo diga.
—Sí.
Gabrielle
se movió para que sus necesidades pudieran ser satisfechas con el muslo fuerte
de su pareja.
—Oh,
así está bien —gimió mientras sus caderas se empezaban a mover sobre esa
extensión de divina piel.
—Sí,
sí lo está —asintió Xena mientras sentía la humedad de su propia pasión y
la de su pareja empezar a cubrir sus pieles—. Maravilloso —gimió mientras
capturaba los labios de Gabrielle en un profundo beso.
Sus
cuerpos se movieron juntos, las manos danzaron y siguieron huellas familiares
mientras la pasión de las amantes crecía y explotaba en sus cuerpos, calentándolas
y despejando todo el frío dejado por la traición de Bruto o el intento de César
de matarlas.
Se
amaron hasta quedar cubiertas de sudor y exhaustas. Tuvieron un orgasmo tras
otro hasta que sus cuerpos les demandaron descanso. Cuando el último espasmo
pasó por el cuerpo de Gabrielle, ésta colapsó sobre Xena con un gemido de
satisfacción muy profundo.
¾Dioses...
¾susurró
en la oreja que se encontraba cerca de su boca.
¾Un-huh.
¾Xena
tomó a Gabrielle en sus brazos¾.
Ellos no tuvieron nada que hacer con esto. Fuimos nosotras, amor.
Alguien tocando a la puerta las despertó. Los ojos verdes
somnolientos miraron a los azules igual de somnolientos. Xena sonrió cuando
escuchó la voz de Amarice llamando.
¾Es
tu amazona, esto te toca manejarlo a ti ¾y con
esto, Xena cerró los ojos nuevamente.
¾Uau, compañera,
muchas gracias ¾Gabrielle
gruñó mientras se levantaba de la cama, tomaba una sábana y la utilizaba para
cubrirse, dándole a Xena una nalgada mientras se alejaba.
¾Ouch.
¾Quejas,
quejas, quejas. ¾La
rubia sonrió mientras se pasaba los dedos
por el pelo¾.
Cúbrete, ¿quieres?
Xena
sonrió, tomó la sábana y la usó para cubrir la mayor parte de su cuerpo, se
acomodó boca abajo, estirándose del todo, y ocupando prácticamente toda la
cama.
¾No
te pongas muy cómoda guerrera, vuelvo pronto.
El
sonido que vino de la cama le dijo a Gabrielle que Xena estaba casi dormida
nuevamente. Siempre dormía como un tronco cuando estaban en un barco. No era
justo, Xena dormía como si la hubiesen drogado y Gabrielle tenía que usar algún
tipo de medicina para poder dormir. La mayor parte del tiempo, pero también había
noches como la anterior. Gabrielle sonreía cuando abrió la puerta.
La
joven amazona se sorprendió mucho cuando la reina, cubierta sólo por una sábana,
abrió la puerta.
Gabrielle
gruñó.
¾Doy
por supuesto que nos
estamos hundiendo.
¾Humm no, mi reina.
¾Amarice
levanto la bandeja que tenía en sus manos¾
Le traje su desayuno.
Gabrielle
se hizo a un lado, permitiendo que Amarice entrara. No quería, pero no podía
alejar sus ojos de la cama. Una princesa guerrera muy desnuda, cubierta sólo
por una sábana pequeña y delgada, era demasiado como para que pudiera
ignorarla. Tragó saliva cuando Xena se movió causando que la sábana se le
pegara más al cuerpo y que mostrara un poco de su fuerte espalda.
¾Es
un poco exhibicionista ¾dijo
Gabrielle con una sonrisa mientras miraba como Amarice observaba todos los
atributos de su bella amante. La verdad era que la reina estaba disfrutando esta
oportunidad para mostrar lo que era suyo. Le complacía que la esencia de su
pasión permeara aún el camarote, y que no hubiera duda de cómo habían pasado
su primera noche en privado juntas.
Los ojos de Amarice se dirigieron rápidamente a su reina.
¾Yo...lo
siento... yo...
Gabrielle hizo un gesto con la mano para que Amarice hiciera silencio. ¾Está
bien Amarice. Estaremos arriba pronto.
¾Sí,
mi reina.
Gabrielle cerró la puerta, asegurándose de trancarla con el seguro
antes de tirarse a la cama.
¾Exhibicionista.
¾Le
dio un golpe juguetón a Xena en el hombro, lo que hizo que Xena se riera ¾.
¡Eres tan mala!
¾Eso
no fue lo que dijiste anoche, Gabrielle.
¾Ja,
Ja.
Xena se movió y puso un brazo alrededor de la cintura de su amada. —Es
más, recuerdo haberte escuchado gemir en mi oído lo buena que soy.
¾Claro
que no.
¾¿No
lo hiciste?
¾No.
¾Entonces
¾dijo
la guerrera mientras arrancaba la sábana que cubría el cuerpo de Gabrielle¾,
voy a tener que hacer algo al respecto.
Se
le acercó a la pequeña mujer, presionando sus cuerpos. ¾¿Verdad?
¾Si,
por favor ¾estuvo
de acuerdo rápidamente, mientras tiraba a un lado la sábana que cubría el
cuerpo de Xena¾.
Soy toda tuya.
¾Es
bueno que sea una mujer ambiciosa, porque te quiero completa. ¾Xena
separó las piernas de Gabrielle y se acomodó firmemente entre ellas¾.
Y te voy a tener.
¾Absolutamente
¾afirmó
Gabrielle mientras sentía cómo el calor del cuerpo y el alma de su amada la
arropaban.
Esta
ronda de amor fue más intensa y poderosa que la anterior. Mientras sus cuerpos
se movían juntos, quedaban pequeñas marcas, rasguños y mordeduras en los
cuerpos de ambas, al perderse la una en la otra una y otra vez.
Finalmente, terminaron acostadas mirándose fijamente, con sus piernas enredadas, al igual que sus sábanas y Xena acariciando dulcemente a Gabrielle.
¾¿Gabrielle?
¾¿Hmm?
¾Prométeme
algo.
¾Lo
que sea.
¾Cuando
volvamos a Grecia, prométeme que seguirás escribiendo en tus pergaminos. Un
talento como el tuyo no debe perderse.
¾Estaré
de acuerdo si me prometes algo.
¾Lo
que sea.
—Esta
vez, los leerás.
Xena sonrió y asintió con la cabeza mientras tomaba a su dulce bardo guerrera y le daba un largo beso.
FIN
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