El
siguiente fanfic ha sido traducido por el equipo de Xenacentro a
partir de su original en inglés. El autor ha dado su permiso para la traducción
y difusión de dicho fic en internet.
Esperamos que disfrutes con su lectura. Si quieres darnos tu opinión, sugerir algún fic para traducir, informarte acerca de las actividades que llevamos a cabo o unirte a nuestro grupo de trabajo, envíanos un e-mail a xenacentro@hotmail.com.
Descargo:
Los personajes de Xena: Princesa Guerrera ™©® y otros asociados con la
serie de televisión del mismo nombre, son propiedad de Renaissance Pictures y
Studios USA. Éste es un trabajo de
fan ficción y no se intenta infringir ninguna ley.
Contenido
Sexual:
Ninguno
Violencia:
Se habla de
acciones violentas, pero no se muestran.
Lenguaje:
Moderado.
Drogas/Alcohol:
No
Spoilers:
Si contiene
spoilers para Friend in Need, When Fates Collide, y The Xena Scrolls.
Otros: 06.09.02
Una Mano Justo a Tiempo
(A Stitch in Time)
Por
T. Novan
2253
A.D.
La
elegida de la emperatriz y por lo regular la favorita de sus sirvientes entró
al cuarto rápidamente con la cabeza baja. —¿Sí, mi emperatriz?
La
enfadada mujer se quitó su chaqueta, arrojándola a través de la habitación,
tomando a la pelirroja de los brazos y jalándola hasta casi un centímetro de
su cara.
—¿Dónde
estabas esta noche? —espetó apretándola más fuerte.
—Yo,
yo no me sentía bien mi emperatriz.
—¿Y
tu malestar fue la razón por la cual no bajaste a cenar esta noche?
La
mujer parpadeó, tratando de no dejar correr las lágrimas que se formaban en
sus ojos azules—. Perdóneme emperatriz. Pensé que no me hubiera querido allí,
si iba a dar una mala impresión a sus huéspedes.
—Lo
que hiciste fue hacerme quedar mal frente a mis huéspedes.
Pareció que no tengo control sobre mi propia casa.
Y si me veo débil en mi propia casa, te puedes imaginar que pensarán de
cómo controlo mi reino.
—Perdóneme
mi emperatriz. ¿Qué puedo hacer
para remediarlo? ¿Para reparar mi
indiscreción?
—Oh,
ya me he encargado de eso. Tuve que
azotar a Raj por tu indiscreción. —La
emperatriz alzó una ceja oscura, mirando la sangre resbalar por la cara de
Dazell—. Lo entiendes. —Dejó ir a la sirvienta y se quitó el cinturón, mientras
empezaba a desabrochar su blusa—. Conoces
mis reglas, Dazell. Me fallaste, tu
hijo pagó el precio.
La
emperatriz continúo cambiándose la ropa de la cena por un atuendo de noche. Dazell se
quedó parada, temblando y tratando desesperadamente de no llorar al pensar que
su hijo fue azotado por su error. La
emperatriz volteó hacia su esclava.
—Anda,
vete antes de que empieces a llorar. No
creo que pueda aguantar tus lágrimas esta noche.
Me temo que tendría que matar a alguien.
Dazell
se inclinó profundamente y dejó a la emperatriz lo más rápido posible.
Necesitaba encontrar a su hijo y ver cuan lastimado estaba.
*****
Entró
en sus habitaciones para encontrar a Rai atendiendo un corte en su hombro.
—Estoy
bien —dijo incluso antes de que ella pudiera cruzar el cuarto—, fue mucho más
gentil de lo que se podía esperar.
—Lo
siento mucho.
—Es
el riesgo que asumimos, mamá. —Se
puso una venda sobre la cortada en el hombro—. ¿Te lastimó?
—No,
no me tocó. Hasta me dejó venir a
verte.
—Se
está poniendo peor. Ya sabes que
planea una guerra que dejará millones de muertos.
—Eso
es lo que ella hace Raj, conquistar y matar.
—Lo
sé. Parece que yo seré uno de los
primeros en salir en la próxima misión.
—Oh
Dios. —Dazell se escurrió en una
silla cercana como si se hubiera quedado sin huesos—.
Raj, probablemente te pueda conseguir turno de guardia en el palacio.
—¿A
que precio? ¿Tu propia vida, tu alma? No lo permitiré, madre.
¾Raj,
yo puedo…
El
joven cruzó la habitación hasta ponerse de rodillas frente a su madre.
¾No.
Yo cumpliré con mis obligaciones, no permitiré que hagas algo tan ridículo.
¾Tenemos
una relación “difícil”, pero estoy segura de que podré…
¾Madre,
por favor, detente.
Las
lágrimas llenaron sus ojos mientras acariciaba la mejilla de su hijo.
¾Te
amo Raj. Eres todo lo que tengo en
ésta miserable vida. No quiero perderte.
¾No
lo harás. Regresaré a casa. Te lo prometo.
*****
Luego
de que Raj se retirara a su propia habitación, Dazell decidió arriesgarse y
salir a caminar para tomar aire puro. Por orden de la emperatriz nadie estaba
autorizado a salir del palacio por la noche, pero ella esperaba que los guardias
la reconocieran, no sólo como la favorita de la emperatriz, sino también como
la madre de Raj, y la dejaran dar su paseo.
Ella
fue hacia el arroyo donde había pasado muchas horas felices cuando Raj era un
niño. La emperatriz les había
dado más libertad hasta antes de que Raj se convirtiera en un hombre.
Una vez que aquello sucedió, pareció como si ella se hubiese vuelto aún
más oscura y ellos se encontraron totalmente a su merced.
Dazell
se sentó bajo un árbol y miró a las estrellas, preguntándose cómo tantas
cosas podían ir tan mal. La emperatriz parecía que se cerraba más y más cada
año que pasaba, esperando únicamente ir a la guerra y matar a todos aquellos
que consideraba sus enemigos. Últimamente,
consideraba a todos sus enemigos. El
ministro de la guerra había sacado recientemente los datos que indicaban la
responsabilidad de la emperatriz en por lo menos cincuenta millones de muertes,
y esos datos subían diariamente.
Ella
suspiró y arrancó un manojo de hierba del suelo.
¾¿Qué
es lo que hace a una persona tan malvada?
¾Una
equivocación cometida hace varios miles de años.
Dazell
se viró para encontrarse con una figura cubierta con un manto, parada detrás
de ella. Se levantó y comenzó a retroceder.
¾No
te haré daño.
¾¿Quién
eres tú?
¾Eso
no importa. Lo que importa es la
situación en la que estás ahora. ¿Quieres
salir de ella?
Dazell
sacudió su cabeza. ¾No,
es un truco. Estás aquí para…
¾¿Ponerte
una trampa? No estoy aquí para eso, te lo prometo.
Estoy aquí para ayudarte, si es que lo quieres.
¾No
me has enseñado ni tu rostro. ¿Cómo se supone que debo confiar en ti?
Se
retiró la capucha y Dazell se quedó contemplándola, sus ojos reflejaban la
mirada de una mujer que parecía cargarcon toda la eternidad sobre sus hombros.
¾¿Está
mejor así?
¾¿Quién
eres?
¾Una
muy vieja amiga.
¾Yo
no tengo ninguna vieja amiga.
¾La
tienes, sólo que no lo sabes. ¾La
mujer señaló hacia el sitio del cual Dazell se había levantado¾.
Por favor, déjame tratar de explicártelo.
No estoy aquí para hacerte daño.
Dazell
miró a su alrededor, preguntándose si los guardias vendrían por ella, y
decidió que tenía poco que perder, se sentó nuevamente.
La mujer con el cabello rubio y la misteriosa aura, se le unió.
¾Dime
Dazell, ¿crees en el amor?
La
mujer tragó fuerte y asintió. ¾O
por lo menos lo creía.
¾¿Quieres
saber cómo la emperatriz llegó a ser como es y qué puedes hacer para
ayudarla?
¾Sí.
¾¿La
amas?
¾Sí. ¾Las
lágrimas cayeron
a la vez que ella se cubría su cara con las manos¾.
Dios me ayude, sí, la amo.
¾Por
eso estoy aquí. Tengo una historia
que contarte.
¾¿Eso
me servirá para entenderla y poder
ayudarla?
—Afortunadamente
sí. —La mujer se despojó de su capa— Tómala. Hace frío. Te mantendrá
caliente.—¿Y tú?
—No
me preocupa. ¿Conoces la historia?
—Sí. La emperatriz se aseguró de que estuviera bien educada.
—¿Conoces
la vieja mitología?
—¿Grecia,
Roma, múltiples dioses?
—Ésa
es la entrada. La historia empieza con los dioses y dos mujeres especiales.
*****
Dazell
miró fijamente a la mujer que la observó con cautela. —Piensas que estoy
loca, ¿verdad?
—Es
sólo que no puedo entender por qué esperas que me crea esa historia. —Dazell
se abrigó con la capa apretándola fuerte alrededor de su cuerpo, encontrándola
muy caliente y confortable, y notando un sentimiento familiar en ello, incluso
sin que ella nunca hubiera llevado puesto nada como esto antes.
—Porque
cada palabra es verdadera.
—Entonces
dime que les ocurrió a estas Xena y Gabrielle.
—Oh,
lo haré, porque verás que esto es lo más importante de la historia entera.
Después de que Gabrielle destruyera el telar del destino, puso realmente a los
seres humanos en sus propios caminos. Cada camino tiene varias confluencias a su
vez y torcerlo llevaría a un camino equivocado, podría ser….
—¿Devastador?
—No
tienes ni idea. No solo devastador para esa vida sino para todas las
otras que la siguen.
—No
entiendo.
—Sabes
que Xena hizo un sacrificio y forzó a Gabrielle a hacer uno también. Xena murió
por las almas de las cuales ella se sintió responsable en algún nivel.
—¿No
lo era?
—No,
no realmente. No en el amplio esquema de las cosas. En el gran
conjunto de las cosas ella era sólo responsable de dos personas y les
falló a ambas.
—¿A
ella misma y a Gabrielle?
—Sí.
—¿Pero
cómo falló a Gabrielle?
—Gabrielle
fue abandonada para encontrar su propio camino en el mundo. Un mundo que había
sido cambiado y un mundo donde ella no era “la guerrera”, un camino que
Gabrielle nunca debió haber seguido. Porque de ese “cambio” la energía de
Gabrielle ha sido condenada a regresar como la guerrera y la energía de Xena ha
sido cambiada para volver como pacificadora.
—¿Estás
diciendo, que yo era Xena y la emperatriz Gabrielle?
—Eso
es exactamente lo que estoy diciendo. Verás, por hacer este cambio, Xena está
condenando sus energías a una eternidad de tortura. Pero esto debe pararse aquí
y ahora y esto debes pararlo tú. Si no se hace, la emperatriz realmente
destruirá el mundo.
—¿Cómo?
—Necesitas
volver al primer error y corregirlo. Debes dejar que Gabrielle resucite a Xena.
Si no lo haces, te reencarnarás muchas veces, de muchas formas. Siempre
equivocadas. Si corriges el error, entonces te reencarnarás en otro camino. Un
camino que incluye muy buenas encarnaciones como Melinda Pappas y Janice
Covington y muchas otras.
—¿Cómo
es posible que pueda volver sobre tantas generaciones y hacerlo?
—Puedo
enviarte allí. Una vez estés ahí sabrás lo que debes hacer.
—¿Y
qué hay de mi vida aquí?
—Cambiará.
Será diferente, ¿pero puede realmente ser peor?
—No.
—Así
que, ¿lo harás?
―¿Quién
eres?
―Si
regresas, te será obvio saber quien soy.
―No
sé si pueda hacerlo. ¿Qué pasará con Raj?
―Es
posible que tu hijo deje de existir. Sin embargo, será como si nunca hubiera
nacido, en lugar de permanecer aquí y morir en el campo de batalla de la
emperatriz.
―Sí,
lo haré ―asintió Dazell.
―Bien.
―La mujer se levantó y ofreció su mano―. Tómala, está bien.
*****
Justo
cuando Gabrielle estaba a punto de volcar la urna, sintió la mano de Xena sobre
la suya. Mirando hacia atrás, sonrió al hacerlo su compañera y juntas dejaron
caer las cenizas en el agua. Xena aspiró aire con fuerza mientras su forma volvía
a ser sólida. Cayó al piso y Gabrielle apareció a su lado sosteniendo su
cabeza sobre el regazo.
―Te
amo Xena.
―Y
yo a ti Gabrielle. Ahora todo saldrá bien. ―Sus ojos azules se cerraron y
tuvo la sensación de estar flotando.
*****
Dazell
abrió los ojos. Estaba acostada sobre una cama suave, una ligera brisa le
acariciaba la piel. Dos pares de ojos preocupados la observaban, uno azul igual
al suyo y otro verde y lloroso.
―Dazell,
mi amor. ¿Te
encuentras bien?
―¿Qué
sucedió?
Raj
tomó la mano de su madre.
―Kaylyn
y yo estábamos ejercitando a los nuevos caballos cuando te encontramos en la
pradera. Has tenido fiebre durante dos días.
La
mujer que Dazell conocía como la emperatriz, quien nunca permitió que su
nombre fuera utilizado, se inclinó sobre ella y le dio un beso en la frente.
―Nos
alegra mucho que estés de regreso.
―A
mí también ―murmuró, preguntándose si tendría fuerza para indagar,
pero decidió que tenía que hacerlo para ver si había otras diferencias en su
nuevo mundo.
Kaylyn
la ayudó a sentarse pero continuó sosteniéndola cerca de sí y acarició sus
brazos gentilmente.
―¿Te
encuentras bien?
―Eso
creo. ―Dazell vio que, en lugar del palacio, se encontraban en una modesta
casa llena de luz solar y objetos que la decoraban mostrando que la casa estaba
llena de amor―. Me gustaría
tomar un poco de aire.
―Yo
te llevo ―Kaylyn la ayudó a levantarse y a caminar hacia el porche.
Dazell
sonrió al ver la granja y la cómoda vida que se le había aparecido Estaba
mirando la tierra a lo lejos cuando la mujer del arroyo apareció ante ella.
―Felicitaciones
Dazell. Lo lograste.
―¿Afrodita?
―murmuró.
―La
misma. Tenía que regresar. Tenía que ayudar. En cada vida podía sentir como
moría el amor. Vosotras estábais muriendo, yo estaba muriendo. Gracias por
arreglarlo.
Dazell
se hundió en los amantes brazos de Kaylyn y suspiró.
―El
placer fue mío.
FIN
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