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ACTO PRIMERO ABRE DE NEGRO: EXT. OASIS DEL DESIERTO
– EN EL DIA Xena
está de pie en el agua hasta sus rodillas con la cabeza inclinada a un lado,
mientras Gabrielle esta sentada en la orilla con los pies tendidos en el
agua. El pelo mojado y la ropa del
desierto tendida sobre una cuerda atada a dos árboles de palma. Los caballos
todavía pastan, mientras mantiene un ojo sobre sus visitantes de dos piernas. GABRIELLE ¿Realmente piensas que hay
peces aquí? XENA Seguro GABRIELLE ¿Cómo lo sabes? ¿Los oyes? ¿O sólo sientes su presencia? Xena
sonríe abiertamente como una niña en una tienda de dulces. De repente, hunde
ambas manos en el agua y saca dos buenos peces de gran tamaño. Ella los lanza
hacia la orilla y luego se sumerge. Sube hacia arriba y al salir del agua, la
luz del sol crea un aspecto interesante sobre su piel mojada. Gabrielle
aparece hipnotizada cuando ella la mira y sonríe con vergüenza al darse
cuenta que Xena capto su mirada. Ella se sienta al lado de Gabrielle y cada
una se pone a trabajar limpiando un pescado. GABRIELLE
(continúa) ¿Xena, cómo se consigue pescado aquí?
No hay ningún río o riachuelo que
lo alimente. Obviamente su fuente
es subterránea. No hay otra
agua alrededor y por millas. ¿Puedo ver semillas de árbol y semillas de hierba flotante sobre el
viento, pero el pescado? XENA Uno de los grandes misterios de la vida. Tal vez son peces subterráneos y
nadaron hasta aquí por debajo de la tierra. Gabrielle la mira incrédula, y no puede leer la cara de
póquer de Xena. GABRIELLE Hmm.
Creo que te
estás burlando de mí.. Xena abre la boca para
contestar, pero cuando levanta la vista, un caballo muy parecido a Argo se
les acerca y las estudia antes de ponerse a beber. XENA Fue así. Gabrielle la mira como si
esperara un brusco cambio de tema, y sigue trabajando en sus pescados. XENA (continúa) Siempre estaré agradecida con Hércules porque me dio una oportunidad y me ayudó a dar esos
primeros pasos para cambiar
mi vida. Traté de convencerme que lo amaba, pero, honestamente, lo que en realidad quería era ser como él.
Gabrielle comienza a
reírse y Xena se detiene y la mira con coraje. XENA (continúa) ¿Qué es tan gracioso? Gabrielle toca su brazo
momentáneamente, y se logra controlar. GABRIELLE Lo siento. Estaba pensando que a mí me pasó
lo contrario cuando te conocí. Traté de convencerme de que te seguía porque quería ser como tú, cuando en realidad era porque
estaba enamorada de ti. XENA Al menos tenías una excusa. Yo pasé muchas noches sin dormir tratando de conseguir una razón lógica para explicar por qué dejé que siguieras viajando conmigo. Se miran una a la otra
de manera tímida, y Xena acaricia el rostro de
Gabrielle con su mano antes de Continuar. XENA (continúa) De todas maneras...Hércules... no hubiese podido quedarme con él. No creo que hubiese habido espacio
suficiente para los egos de dos guerreros. Añades a Iolaus, y,
francamente, hubiese estado alterando una pareja que trabajaba muy bien sin mí Así que me fui. GABRIELLE ¿Adónde fuiste? XENA A ningún lado. A todos lados. Estaba perdida y mi
propia piel ya no se sentía mía. Vagué por
Grecia un tiempo. No tenía amigos, pero
sí muchos enemigos. Ni siquiera sabía qué estaba buscando además de evitar peleas con
personas bien intencionadas que me querían muerta. GABRIELLE Me imagino que no remueven automáticamente las recompensas por tu cabeza solo porque decidiste reformarte, ¿verdad? XENA No. Xena mira al otro lado del
charco, por un momento observa una yegua con su cría y sonríe con tristeza. XENA (continúa) Recuerdo haberle dicho a Hércules que todo lo que
él hacía era para devolverle el honor a su esposa e hijos que Hera les
quitó. Esa era su inspiración. Y me acuerdo haberle dicho que yo no tenía nada como eso en mi
vida. Sabía en mi corazón que no encontraría eso si me quedaba con él. Así que mientras vagué por Grecia buscaba algo, lo
que fuera, que me diera un sentido de dirección. Xena mira a Gabrielle y sus
ojos se encuentran por largo momento.
Xena termina de limpiar su pescado y toma el de Gabrielle para terminarlo.
Gabrielle la toca en el hombro y se levanta. GABRIELLE Estoy escuchando. Solo pensé que
encender la fogata. Se dirige a un anillo de
fuego cercano y amontona algunas ramas secas de palmas. XENA Luego de un tiempo me cansé de correr de caza recompensas. No tenía dinero, y ya no podía utilizar mi método preferido para
conseguirlo. GABRIELLE (susurrando) Robando. Xena enrojece por la
vergüenza y mira hacia abajo. XENA Sí. Así que vendí mi caballo y conseguí trabajo en
un bote
que se dirigía a Egipto. Tomaría la ruta larga de Creta a Cyprus pasando por la costa, entregando y recogiendo carga mientras pasaba. Esperaba que tal vez el trabajo honesto
y el aire salado me ayudarían a aclarar mis pensamientos. Y lo hizo, en cierta manera, porque el capitán nos
hacía trabajar tanto que no tenía tiempo de pensar en
nada. Las cosas siguieron bien por un tiempo... GABRIELLE Pero terminaste aquí. Infiero que no lograste llegar hasta Egipto. XENA No CORTE A: EXT. CUBIERTA DEL BARCO
– EN EL DÍA – HACE 36 VERANOS El Rob's Foll* se balancea sobre las olas del océano, con su
familiar ojo pintado, fácilmente visible. Sobre la cubierta, varias figuras
trabajan en diversas tareas tales como ajustar el velamen, reparando las
redes, pescando o haciendo la limpieza. Xena sobre la cubierta, limpia y
reparte su atención sobre el mar abierto frente a ella. El capitán camina a todo lo largo,
observando el avance del trabajo, haciendo comentarios aquí y allá. Llega
hasta donde Xena y la empuja por la espalda con la parte final del catalejo. CAPITÁN Procura mantener tú mente
en el trabajo. Nada de soñar despierta bajo mi mando. Xena le gruñe detrás de su
espalda. XENA Si, capi. Ella
redobla sus esfuerzos por un momento, pero luego fija nuevamente su mirada
hacia el mar y disminuyendo gradualmente
la velocidad de sus movimientos. La expresión de su cara es de gran
tristeza y la vemos retroceder a su vida pasada, llena de pillajes y saqueos.
El capitán pasa nuevamente cerca de ella y esta vez le da un golpe firme en
la parte posterior. CAPITÁN ¡Te comprometiste para trabajar para mi y vas a trabajar! De
repente, Xena se lanza sobre él y pone las manos alrededor de su cuello,
revolcándose en la cubierta y lanzándose fuertes puñetazos. La tripulación
que estaba aburrida por lo que les rodeaba, goza de la entretenida diversión, reuniéndose
alrededor de los contrincantes. Luego todos los hombres se animan e intercambian
algunas apuestas sobre la pelea. Ellos
continúan luchando, hasta ponerse de pie. Un marino trata de intervenir y
simplemente Xena le tira una patada el estomago ,
enviándolo a volar a través de la cubierta, mientras ella sigue golpeando al
capitán. Da un salto, sacando de sus botas una daga, lo sujeta fuertemente y
coloca la daga en la garganta del
capitán apretando con fuerza. El
capitán se esfuerza tanto como puede para separase de ella, pero Xena lo
tiene atrapado. Sus dedos aprietan el puño de la daga y un destello cruel se
ven en sus ojos. CAPITÁN (continúa) ¿Que será lo que vas hacer?
¿Matarme sanguinariamente? Sus
ojos parpadean con claridad, cuando se da cuenta de lo que esta haciendo. CAPITÁN (continúa) Mejor decide ahora, pero sea cual sea
esa decisión, tu pierdes. Si me dejas vivir,
te matare por amotinamiento. Si me matas mí
primer oficial es el que va a matarte
por amotinarte. ¿Es eso lo
que harás? ¿Un asesinato a sangre fría? Xena
palidece al escuchar la palabra asesinar y todo su cuerpo se sacude como si
físicamente la golpearan. Ella mira por encima al hombre que golpeo, mientras
este hace muecas de dolor ante su primer oficial. Ella examina la daga en su
mano y lentamente la deja caer hacia la cubierta. Se queda quieta en señal de
rendición y dos marineros se mueven, y la toman en custodia. El
capitán se pone de pie, frotándose su cuello y mirando las cadenas en sus
muñecas y tobillos con gran satisfacción. La rodea, tirando de su barbilla. CAPITÁN (continúa) ¡Arrastradle por la quilla! En
un parpadeo de ojo, los marineros atan a Xena a un extremo de un palo alto y
delgado que no lleva vela y la levantan hacia fuera sobre el agua, colgada al
revés. Sus tobillos atados a las cuerdas que están al extremo del palo y sus
muñecas a las cuerdas que desaparecen debajo del barco. Ella no lucha con sus
captores. Toda
la tripulación esta colgando sobre en el enrejado, esperando ver el castigo.
Xena mira firmemente hacia el mar y sus ojos se pierden en el horizonte.
Cuando la dejan caer, ella respira profundamente y desaparece debajo del
barco. La
tripulación se apresura a ir a otro lado del barco, esperando, hasta que
finalmente su oscura cabeza sale a la superficie. Ella escupe agua, y respirar con dificultad, mientras ellos la
arrastran a bordo y comienzan a desatarla. CORTE A: EXT. OASIS DEL DESIERTO
– TEMPRANO EN Xena
y Gabrielle están sentadas cerca del fuego, comiendo su pescado. GABRIELLE ¡Xena, por los dioses! XENA Relájate. Puedo retener mi aliento
por mucho tiempo. ¿Nadé hasta Tártaro, recuerdas? GABRIELLE Trato de no pensar demasiado acerca
de eso. Ese fue un tiempo bastante espantoso para mi. Había vuelto
recientemente de y todavía me
sentía mal al pensar que te agradaba la idea de que me fuera y luego fuiste
ahí solo para ayudar a Marcus. Yo… Yo me pregunté sí realmente tú
quisiste regresar. Xena deja su plato y toma
las manos de Gabrielle. XENA ¿Tu quieres saber que me mantuvo nadando durante
ese largo camino al regresar a la superficie la segunda
vez? GABRIELLE ¿Qué? XENA Con cada movimiento de mis piernas, recé a cualquier dios que pudiera estar escuchándome y era que tú todavía me esperaras a la
orilla de ese lago. GABRIELLE (con voz baja) Xena, tu no rezas… XENA ... a no ser que yo llegara al límite. Si tú estabas en la orilla del lago, yo tenía toda la razón para seguir viviendo. Si no... Xena
traga con fuerza y mira hacia abajo donde
sus manos seguían entrelazadas. Respira profundamente, parpadea con
firmeza y sus miradas se sostienen. XENA (continúa) Tú fuiste mi guía, ese día. Cuando por fin vi la luz
del día y a ti, Creo que pude haber caminado sobre
el agua el resto del camino. Gabrielle aprieta su mano y
pasa la otra sobre sus ojos una vez, antes de levantar de nuevo su plato para
Continuar comiendo. GABRIELLE ¿Entonces que paso después de
que te dieron la arrastrada por la quilla? XENA El capitán estaba tan disgustado porque sobreviví, que me subió al barco de nuevo y me dejo en tierra
a la primera oportunidad.
Me dio tres días de raciones, un
odre de agua, y se fue. Al menos tuvo
la decencia de dejarme mis armas. Desgraciadamente me dejo en medio de un
sitio abandonado. Había visto lugares áridos en China, y tierras salvajes por las estepas Amazonas, pero nada me
preparo para el desierto Árabe. CORTE A: EXT. COLINAS DEL
DESIERTO – DIA – 36 VERANOS ATRÁS Una
tormenta feroz estaba soplando.
Xena se tambaleaba por el
terreno, apenas sí podía ver. Se cubre la cara con la cola del turbante,
y mantiene una mano en frente de ella. XENA ¡Hijo de Bacante! Sigue
deambulando, tosiendo a la par que la
arena se arremolina frente a su cara.
De repente se tropieza contra algo, puede sentirlo de frente, Xena
bizquea tratando de enfocar. XENA (continúa) ¿Un árbol? No puede ser. Rodea el árbol con ambas manos y lentamente se inca,
reclinándose contra el tronco con las rodillas alzadas. Entierra su cara entre la túnica larga y
suelta que lleva puesta. Un brazo
cubre su cabeza y el otro cae lánguidamente a su lado. Sus dedos empiezan a moverse buscando y
toma un puñado de algo, primero oliéndolo y después probándolo. Lo escupe fuera. XENA (continúa) Pasto. Huele el aire
cuidadosamente y tose de nuevo varias veces, entonces huele nuevamente. XENA (continúa) ¡Aaggghhhhh! Se
arrastra sobre sus manos y rodillas, sintiéndolo frente de ella al avanzar. Se detiene, se oye un salpicón al mojarse
la cabeza en el agua. Su cabeza vuela
hacia arriba y grita fuertemente, luego vuelve a sumergirse de nuevo esta vez
hundiendo todo su cuerpo con todo y ropa.
Emerge con otro gran grito y oímos sorbos mientras toma vorazmente. CORTE A: EXT. DESIERTO OASIS –
DIA – 36 VERANOS ATRAS La
tormenta se ha calmado y obviamente algo de tiempo ha pasado. Ahora se puede ver el oasis claramente, una
gran manada de caballos comiendo pasto alrededor. Una yegua Palomino dorada trota hacia el
agua, bufa y patea con sus pesuñas. Es
Argo I. Se detiene al llegar a la
orilla, mirando sospechosamente un
gran bulto arenoso que parece estar sentado encima de la superficie del
agua. Cautamente entra al agua hasta
que esta casi a su barriga. Le da un
empujón al bulto y salta del agua. XENA ¡Eyyy! ¡¿Qué diablos?! El bulto se da una
sacudida soltando arena, revelando la cabeza de Xena. Se había dormido durante la tormenta,
sentada hasta los hombros en el agua.
Se sumerge y su cabeza vuelve aparecer. Se da vuelta y ve Argo parada a unos
metros. Sonríe. XENA (continúa) Hola... Xena inclina la cabeza a
un lado. XENA (continúa) ...chica. Xena
se levanta un poco estrechando la mano.
Argo la mira y relincha, luego cuidadosamente huele su mano,
mordisqueando un poco. Resopla y se
retira, parándose a unos metros de la orilla del agua. Relincha de nuevo y se encabrita, pateando
el aire con una pezuña antes de caer sobre sus cuartos patas de nuevo. Xena se ríe. XENA (continúa) La misma reacción que me dan en todos lugares. O corren o me quieren gritar. Tú eres una de
las primeras que logra hacer ambas. Xena
se para y camina con dificultad hacia la orilla en su ropa empapada. Argo se hace hacia atrás pero no huye. Xena la mira, pero no hace ningún
movimiento amenazador. Por fin se encoge
de hombros y se encamina hacia la palma donde se quita la pesada y mojada
ropa, revolviendo todo lo que trae en un bolso que había resguardado bajo el
árbol. Se pone una túnica que
normalmente usa bajo su traje de cuero
y se pone hacer su campamento. Argo
se retira más y empieza a pastar, pero continúa ojeándola con
curiosidad. Xena sube a una palmera y
corta algunos cocos, los parte, tomando la leche antes de empezar a
extraer la dulce pulpa con su daga. Alza su ceja hacia la yegua y cuidadosamente
deja un camino de coco desde su asiento hasta mitad del camino a donde esta
Argo. Argo
se acerca titubeante hacia el primer trozo de coco, y mordisquea un poco
antes de comer. Sigue por el camino,
tomando su tiempo. Sus oídos se mueven
constantemente y su cola se menea nerviosa.
Por fin llega al último trozo, a unos metros de los pies de Xena. Se lo come y la mira expectativamente. Xena
sonríe y sostiene en la mano otro pedazo, extendiendo su brazo a todo lo
largo. Argo huele y mordisquea el pedazo,
masticando el trozo ruidosamente. Se
lo termina acercándose mas, empujando el brazo de Xena y pifando sobre el
piso. XENA (continúa) Ah, te gustan las golosinas Tendré que recordar eso. Le
ofrece otro trozo y termina el suyo, mientras le rasca la frente y la nariz a Argo. CORTE A: EXT. OASIS EN EL
DESIERTO - ATARDECER – TIEMPO PRESENTE La
noche ha caído totalmente y el fuego arde con fuerza. Xena y Gabrielle
están sentadas sobre sus mantas abrazándose. El cielo está cubierto de
estrellas y los caballos aún siguen ahí, al parecer, listos para pasar la
noche. GABRIELLE (riendo) “Debilidad por las cosas dulces” Lo golosa de Argo realmente nos metió en problemas esa vez con los escitas. Todo por unas míseras manzanas. XENA No sé qué fue peor, si la debilidad de Argo por
las cosas dulces o el guiso de nabos de Joxer. GABRIELLE (llevándose las manos al estómago) ¡Qué asco! Por favor, acabo de comer. XENA De todas maneras creo que las manzanas fueron el comienzo de todo. Xena
sonríe en aceptación, alcanza su morral, busca dentro de éste y saca un
pequeño bulto envuelto. XENA (continúa) Sí, parece que las mujeres de mi vida siempre se están metiendo en problemas debido a los dulces. Le
entrega a Gabrielle el pequeño bulto. Ella lo toma, lo huele y en su rostro
se refleja el deleite. GABRIELLE ¡Pan de nuez! Gabrielle
abre el envoltorio y parte el pan en
dos, ofreciéndole la mitad a Xena.
Cuando la bardo empieza a disfrutar del dulce
pan, registra el significado de las palabras de Xena y se detiene,
ruborizada. GABRIELLE (continúa) Oh,
dioses. ¿Lograré alguna vez
superar eso? Xena
la toma por el cuello, pasa sus nudillos por su cabeza y luego la suelta. XENA No. GABRIELLE (riendo suavemente) Era una niña en esa época. XENA Una niña muy linda, si mal no recuerdo. Me acuerdo de… Se
detiene y sonríe nostálgicamente por unos momentos. GABRIELLE ¿De qué? XENA Cuando me dijiste que era hermosa, Estaba pasmada; no tanto como tú en
ese momento, pero… Gabrielle le da con el
codo en las costillas. GABRIELLE ¡Xena! XENA (riendo) ¡Oye! Xena
se aleja un poco y ambas pelean por un momento antes de volver a acomodarse
sobre las mantas. XENA (continúa) Me acuerdo que deseaba que sintieras eso por mí no solo bajo la influencia del beleño.
Y me acuerdo de lo mucho que me sorprendió el darme cuenta de que deseaba eso. GABRIELLE (despacio) Pues la verdad es que…sí lo sentía. XENA Sí, ahora lo sé; pero en ese entonces lo único que yo sabía era que tenía muchos sentimientos con los que no sabía qué hacer. GABRIELLE Por lo menos podías reconocer lo que eran. Yo solo pensaba que me había dado algún tipo de fiebre permanente, la que me hacía soñar todo el
tiempo y andar chocando con las cosas en
días totalmente despejados... Xena
se agacha y besa a Gabrielle suavemente, luego la acerca hacia ella hasta que
sus cabezas quedan juntas. XENA Oh,
pues ciertamente lo sabía, me estaba enamorando de una niña, me acuerdo que me preguntaba si podría retenerte conmigo hasta que crecieras. GABRIELLE Me haces parecer un
cachorrito. Xena
le hace un cariño en la cabeza juguetonamente. XENA Me demostraste lo madura que eras
no mucho tiempo después. ¿Te acuerdas de Salmoneus
y el agua efervescente? Gabrielle baja la mirada
algo triste. GABRIELLE Esa es otra época en la que trato de no
pensar. Pero en verdad Argo te apoyó mucho,
era un animal muy inteligente. XENA (Perezosamente) Verdaderamente lo
era. CORTE A: EXT. OASIS EN EL
DESIERTO –DIA- 36 VERANOS ATRÁS Xena
esta acariciando y rascando a Argo
bajo su crin y su copete, mientras la alimenta con pedazos de coco. Respira y da un paso atrás para recoger su
mochila la que desliza sobre sus hombros. Ella usa nuevamente su ropa abultada. XENA No puedo quedarme aquí para siempre. Mira la pacifica escena,
que le rodea. XENA (continúa) Otra vez.... Mira
al sol y a la distancia, suavemente sacude su cabeza. Camina hacia Argo y le
da una última caricia amistosa. XENA (continúa) Gracias por compartir el almuerzo, Pero si alguna vez
voy a regresar a casa, debo de irme ya. Xena
se aleja y se detiene en el borde de la hierba. Se vuelve y mira con
nostalgia. XENA (continúa) Adiós, chica. Se
vuelve decidida y se aleja, caminando pesadamente sobre la arena, que conduce
hacia un cercano cañón rocoso. No ha ido lejos cuando Argo la
alcanza, dándole un golpecito en su espalda. Xena saca su espada da una
voltereta, abriendo la boca con sorpresa. Deja caer la espada en su estuche , poniendo sus manos en la cadera. XENA (continúa) Ladina. Ni siquiera te oí llegar. Se
golpea suavemente su propia cabeza, cerca de su oído. XENA (continúa) No pierdo mucho. Argo le da otro golpecito. XENA (continúa) Estas segura que
deseas dejar tu paraíso para
seguir a una ex -señora de la
guerra, a sabrá Dioses donde. Argo relincha fuertemente,
golpeando con su pata en el suelo. XENA (continúa) Muy bien, pero recuerda que el
seguirme fue tu idea. Mira a la yegua escéptica. XENA (continúa) Me imagino que no me dejaras
montarte. ¿Me dejaras? Las orejas de Argo se caen, mientras resopla con indignación, con un
sonido que asemeja una carcajada. Xena
le contesta con otra carcajada. XENA (continúa) Ya veremos.
Sí te quedas conmigo Tu
tendrás que ganarte tu mantenimiento. Caminaron
hasta llegar al cañón, recorrieron
hacia abajo por un lado hasta llegar a
unos precipicios de puntas colgantes que sobresalían sobre ellos. El camino a
través del cañón es estrecho, y se
tiene que serpentear para atrás y para
adelante entre grandes piedras y
algunos arbustos secos del desierto. El sol produce profundas sombras, en la parte inferior del cañón, haciendo
sombras a todo lo largo del camino. Les tomo
largo rato el poder
atravesarlo, caminando en silencio, salvo el sonido de sus propios
pasos y el susurro del viento entre las rocas. Al
acercarse al otro lado hay un camino que les lleva hacia arriba y afuera, Xena se detiene y
mira a su alrededor. Mira hacia la cima del acantilado, observa algunas
piedrecillas que caen con un sonido casi ensordecedor en medio de la parte
más silenciosa del cañón. Xena camina hacia atrás, hasta la protuberancia de una punta de estalagmita, lentamente saca su espada
produciendo un chirrido metálico. XENA (continúa, susurrando) Chica, mejor vete detrás de esa roca. Argo
se mantiene firme en su lugar, mientras hace unos tenues e inquietantes
sonidos. De repente, tres muy bien armados bandidos aparecen y comienzan a
descender su camino hacia el suelo por
las paredes del cañón. Xena se queda estática escuchando con atención, la espada lista. Casi están
encima de ella, cuando fuera de su
visión periférica puede detectar unas cuantas docenas de bandidos corriendo hacia ella desde una gran
distancia. Encontrándose en una
desventaja numérica. XENA (continúa, silenciosamente) Ahí van las probabilidades. Enfrenta
a tres primeros, desarmando
limpiamente al del garrote. Para
encontrarse peleando simultáneamente con los otros dos. Usa ambas
armas, su espada y chakram una detrás de la otra, en contra de sus
largas, afiladas y brillantes espadas. La acorralan contra la roca, pero ella
se defiende haciéndoles retroceder, mientras
constantemente vigila el
progreso de los otros, quienes siguen acercándose. Finalmente
da un salto y los patea por la
cabeza, haciendo que se caigan de
espalda, justo en el momento que el primero preparaba su ataque y el segundo
se le acercaba. Un poco mas abajo del camino Argo relincha
fuertemente, Xena mira hacia la yegua que se inclinaba, como invitándola a
que subiera abordo. No espera a ser
invitada una segunda vez. Comienza a correr,
da una voltereta hacia atrás volteándose en el aire y aterriza en la parte trasera
de una sorprendida yegua. XENA (continúa) ¡Yahhhh! Argo
se levanta mientras Xena mira hacia atrás
a ver a sus perseguidores, uno de ellos comienza a correr rápidamente,
alcanzándola. Xena da un silbido suave
e inesperado, Argo patea hacia atrás enviando al hombre por el aire, atrás de
ellos. XENA (continúa) Vaya que endemoniado lío. Ven niña. Tiempo de volar. Yahhh! Argo
sale corriendo y rápidamente llega a
la cima. En segundos sube la pared del
cañón y baja por el otro lado, aquí sale a galope tendido, volando como el
viento, corriendo velozmente sobre el desierto, sus patas son apenas
visibles. Xena va sentada muy
inclinada, y su turbante se le sale.
Lo cacha antes de que se le vuele, aguantando que el viento alborote su cabello. Al fin, cuando esta segura que han puesto suficiente distancia entre ellos
y los bandidos, pone a Argo a caminar. Xena mira a Argo
sorprendida, al mismo tiempo que Argo vira la cabeza para mirarla, su
expresión tan presumida como un caballo puede ser. Casi no esta respirando agitadamente, y
frunce su labio para arriba imprudentemente como si le estuviera sonriendo a
Xena. XENA (continúa) Gracias.
¿Silbar? Creo que podremos trabajar con eso. Bueno lo menos que puedo hacer seria darte
descanso por un rato. Xena se baja y empiezan a
caminar otra vez. Argo de vez en
cuando le empuja con su hocico el brazo, mordiéndole la material que cubre su
hombro. XENA (continúa) ¿Cómo te voy a llamar niña, eh?. Eres más grande que la
vida. Ella para y se vira hacía la yegua sobandole
el cuello. XENA (continúa) ¿Qué te parece Argo? Argo relincha con aprobación. XENA (continúa) Pues será Argo entonces. CORTE A: EXT. OASIS DEL DESIERTO - TARDE – TIEMPO PRESENTE DE X&G Xena
y Gabrielle están ahora tiradas en su lecho, mirando las estrellas. La fogata arde suavemente, chasqueando de vez en cuando. EL único sonido es el viento rizándose
sobre la charca, el respirar gentil de unos caballos y dos voces hablando
bajo. GABRIELLE ¿Argo? XENA Sí. Cuando Jasón
comisiono a que Argus
le construyera el Argo, Nadie
había visto un barco como ese. Era más grande que la vida. GABRIELLE Oh. Okay. Ya
entiendo. Era una yegua muy asombrosa. Me parece que te saco de muchos
problemas. XENA Eso es decir poco. GABRIELLE Esa vez con Salmoneus y el agua efervescente, creo que fue
cuando Argo y yo nos
acercamos. Después de eso en sí no le
tenía miedo. Xena se vira de lado y empieza a jugar sin pensar con el pelo de
Gabrielle, quitándoselo de su cara. XENA Recuerdo haberte dicho que sabía que alguna día regresaría a casa de nuevo.. Arriesgaste tu vida para regresarme a Amphipolis. La verdad es, Gabrielle, que esa noche me quede despierta por mucho tiempo, mirándote a través del fuego.
Creo que ahí fue cuando algo dentro de mi se dio cuenta que ya había llegado a
casa. Gabrielle la mira, sus ojos reflejando la unión fuerte entre
ellas. Ella extiende su mano para
arriba, y sin palabras atrae a Xena hacia abajo para un prolongado beso. FUNDIDO A NEGRO.
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FIN DEL PRIMER ACTO |